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  • Enlace: «I keep crying after sex»

    woman sitting on bed
    15 de octubre de 2024

    The Guardian (enlace): «After I have sex with my partner, I immediately start crying. I don’t even get to think twice before tears come out of my eyes. I would like to understand why. I don’t necessarily feel sad, I just feel so many things – I can’t really explain it.»


  • La normatividad: qué es, por qué es necesaria y cómo podemos gestionarla

    man wearing blue denim top and black sunglasses
    14 de octubre de 2024

    La normatividad es un concepto que cada vez genera más debate. Todo esto normatividad. No hay discusión más socorrida entre los gafapastas (y mira que soy antiguo), que éste, no hay nada más instagramero que no ser normative. Es el corazón de una lucha cultural en la que todes, de una forma u otra, estamos inmersos. Pero, ¿qué es exactamente la normatividad?

    La normatividad es el conjunto de reglas y expectativas sociales que orientan nuestros comportamientos. Estas normas, explícitas o implícitas, nos indican cómo debemos comportarnos en distintos contextos sociales o cómo debemos ser o el aspecto que debemos tener. Las sociedades generan «normatividades» porque regulan nuestras interacciones y crean un marco que facilita la convivencia. Sin este marco, sería complicado, si no imposible, funcionar como comunidad.

    Desde una perspectiva psicológica, la normatividad cumple una función fundamental: reduce la carga cognitiva. En lugar de tener que analizar y decidir continuamente cómo comportarnos en cada situación, las normas sociales nos proporcionan una guía preestablecida. Así, podemos actuar de manera automática en muchas ocasiones, ahorrando energía mental para situaciones más complejas. Somos seres biológicos con una capacidad cognitiva mucho más reducida de lo que creemos. Estamos programados para pensar cuanto menos, mejor.

    Imagina la siguiente situación: vas por la calle, no hay nadie, está oscuro y ves que hay una persona a la que no ves los rasgos ni lo que está haciendo. Lo que deberías hacer es evitar a esa persona. No te puedes parar a observar si lleva un cuchillo o si te está siguiendo con la mirada. Porque si es así, cuando te des cuenta ya te habrá atacado. Por eso nos comportamos en esa situación sin pensar, sin considerar todas las variables del entorno.

    La normatividad es más o menos lo mismo. Para ser funcional en sociedad, no podemos procesar toda la información que tenemos a nuestro alcance en cada situación. Tenemos que saber reaccionar de manera rápida y efectiva, al menos estadísticamente.

    Sin embargo, aunque las normas que regulan nuestro comportamiento social son necesarias, la normatividad no es un ente fijo ni universal. Está cultural e históricamente situada. Lo que se considera normal en una sociedad o en una época puede ser visto como completamente inapropiado en otra, aún dentro de la misma sociedad. Las normas cambian con el tiempo y dependen de la cultura que las sostiene porque las circunstancias del entorno y la estructura de la propia sociedad cambian. Esta variabilidad hace evidente que no hay una única forma de hacer las cosas «bien», aunque la sociedad en la que vivimos nos haga pensar lo contrario. De ahí que las normas en cada sociedad sean diferentes.

    A pesar de su utilidad, la normatividad también puede ser una fuente de sufrimiento para quienes no encajan. Las personas que no cumplen con las normas físicas, ideológicas o comportamentales pueden experimentar exclusión o rechazo y eso sí es universal. Esto puede afectar a individuos por su aspecto físico—si son gordos, muy delgados, tienen una enfermedad visible, o un tono de piel diferente—o incluso por cómo piensan o eligen vivir sus vidas.

    Frente a este malestar, algunas personas buscan desafiar las normas sociales para aliviar el sufrimiento. En el ámbito de la comunidad gay, por ejemplo, los «osos» han creado una subcultura que celebra la apariencia física natural de hombres que no se ajustan al ideal de cuerpos jóvenes y musculosos. Sin embargo, lo que ocurre es que simplemente se sustituye una normatividad por otra. En lugar de eliminar el sistema, tal y como se cree que se está haciendo, se genera otro conjunto de expectativas que pueden terminar siendo igual de restrictivas. De ahí que todos conozcamos a los osos que van de divinos. Y por cierto, decir que van «de divas» es igual de misógino y asqueroso que decir «ése es un activazo» y «éste es una pasiva». A ver si nos enteramos que que te guste que te den por el culo no está mal y que puedes ser un «pasivazo», en masculino. En eso el inglés nos supera; la expresión «power bottom» es maravillosa, os tengo que decir.

    Desde un punto de vista psicológico, volviendo al tema, tal vez la solución no sea destruir las normas o sustituirlas con otras. Quizás el camino más saludable sea aceptar que no podemos agradar a todo el mundo ni cumplir con todas las expectativas. Lo realmente importante es aprender a querernos tal como somos, con nuestras imperfecciones. No se trata de adaptarnos a las normas o de crear otras que se ajusten mejor a nosotros, sino de aceptar que somos falibles y que no siempre encajamos. Como decía Carl Rogers, la aceptación total de uno mismo es clave para el bienestar. La autoaceptación no significa renunciar a mejorar, sino dejar de luchar por encajar en moldes impuestos y aprender a valorar nuestra individualidad.

    Eso no quiere decir que haya que sostener las normas nocivas e inflexibles. Al contrario, hay que luchar por la aceptación de cualquier persona, esté dentro de la norma o fuera de ella. Hay que intentar que no tener un comportamiento normativo no sea motivo de discriminación o de reacción social. Por cierto, ser un asesino en serie es igual de no normativo que ser maricón, así que no nos vale «no tener normatividades». Sí son necesarias, lo que tenemos que hacer, como sociedad, es evitar que éstas causen sufrimiento, a nivel individual y colectivo.

    Sigue leyendo:
    
    Berger, P., & Luckmann, T. (1991). La construcción social de la realidad. Amorrortu Editores.
    
    Foucault, M. (1977). Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores.
    
    Rogers, C. (1961). On Becoming a Person: A Therapist's View of Psychotherapy. Houghton Mifflin.

  • ¿Es posible vivir sin Whatsapp?

    woman holding black smartphone at Whatsapp logo
    13 de octubre de 2024

    Parece que es imposible vivir sin WhatsApp. Esta aplicación se ha convertido en una herramienta esencial para mantenerse en contacto con tu gente y para interactuar en casi todos los contextos. Sin embargo, algunas personas optan por no utilizarla, ya sea por preocupaciones sobre la privacidad, la necesidad de desconectar o simplemente por preferir otras formas de comunicación.

    ¿Es posible vivir sin WhatsApp? La respuesta es sí. No hemos tenido WhatsApp hasta hace nada. De hecho, hacerlo puede traer importantes beneficios para nuestro bienestar. O eso dicen. Aunque la mensajería instantánea facilita la comunicación, también puede generar una dependencia que afecta nuestra capacidad para desconectar y vivir el presente.

    La desintoxicación digital se presenta como una alternativa aterradora pero posible para quienes sienten que la mensajería instantánea ha invadido su vida diaria. Vivir sin estas aplicaciones puede parecer radical, pero mucha gente, al reducir el uso de estos servicios, no solo recuperan tiempo, sino también la paz mental. La constante necesidad de responder de inmediato, el estrés por las notificaciones incesantes y la presión de estar siempre disponibles son factores que pueden afectar negativamente la salud mental.

    Dar un paso atrás y repensar cómo nos comunicamos puede ser el primer paso hacia una vida más equilibrada. Hay quienes optan por eliminar las aplicaciones de mensajería de sus dispositivos móviles y limitar la comunicación a correos electrónicos, llamadas telefónicas o encuentros presenciales. Estas alternativas, aunque más lentas, nos permiten reconectar con una forma de comunicación más pausada, dándonos tiempo para reflexionar antes de responder y evitando la inmediatez que puede resultar abrumadora.

    Una vida sin mensajería instantánea puede fomentar también interacciones más profundas y conscientes. En lugar de estar atrapados en conversaciones superficiales o múltiples chats a la vez, nos centramos más en las conversaciones cara a cara o en los momentos de soledad, que pueden ser igual de necesarios. La clave está en encontrar un equilibrio, donde la tecnología no sea una fuente constante de estrés, sino una herramienta al servicio de nuestra vida.

    La desintoxicación de la mensajería instantánea no solo es posible, sino recomendable. Volver a una comunicación más simple y menos inmediata puede ayudarnos a reducir el ruido digital, mejorar nuestra salud mental y recuperar el control sobre nuestro tiempo.

    Sigue leyendo:
    Carr, N. (2011). Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Editorial Taurus. – Este libro profundiza en cómo el uso constante de la tecnología, incluida la mensajería instantánea, afecta nuestra capacidad de concentración y reflexión.
    Newport, C. (2019). Minimalismo digital: en defensa de la atención en un mundo ruidoso. Editorial Paidós. – Newport explora el impacto de la sobrecarga digital y cómo desintoxicarse del uso excesivo de la tecnología, incluyendo la mensajería instantánea.
    Turkle, S. (2017). En defensa de la conversación: el poder de la conversación en la era digital. Editorial Ático de los Libros. – Un análisis de cómo las conversaciones cara a cara son fundamentales para el bienestar humano en contraste con las interacciones digitales.

  • No reírse de Murakami

    9 de octubre de 2024

    No reírse de Murakami.


  • Trans people with dementia

    6 de octubre de 2024

    Trans people with dementia are particularly vulnerable, given that they may regress and forget they have transitioned and find their own anatomy or dress alien and frightening. «This can result in them becoming very disoriented and anxious», Sean Page, a consultant nurse for dementia at Betsi Cadwaladr University Health Board, told BBC News. «They may not understand why they are being referred to as being a certain gender as they cannot recall publicly voicing this preference.» Such challenges will only become greater as the openly trans population continues to grow in both size and age.

    Shon Faye

    Si la demencia es durísima, no puedo imaginarme el horror que supone esta situación.


  • «The demand for true trans liberation»

    5 de octubre de 2024

    The demand for true trans liberation echoes and overlaps with the demands of workers, socialists, feminists, anti-racists and queer people. They are radical demands in that they go to the root of what our society is and what it could be. For this reason, the existence of trans people is a source of constant anxiety for many who are either invested in the statu quo or fearful about what would replace it.

    Shon Faye


  • Israel ha invadido el Líbano

    a flag flying on top of a stone structure
    1 de octubre de 2024

    Esta noche, Israel ha invadido el Líbano. Estados Unidos ya ha advertido a Irán que no haga nada, que tendrá consecuencias. Lo de siempre: Israel es el agresor genocida, Estados Unidos lo defiende, Europa no dice nada e Irán se pone a bramar, pero no hará nada. El mismo teatro de siempre.

    Porque es una cuestión de poder y dinero. Que Israel continúe las agresiones incrementa el gasto de material militar y a nadie le conviene dejar de ingresar esas perrillas que les vienen bien a todos, incluso a Alemania. ¿A quién coño le interesa la población? ¿Los procesos de paz? A nadie, es como la obra de teatro de navidad del colegio de los niños: a nadie le apetece, pero todos le damos mucha importancia. Una vez estamos allí, queremos salir corriendo. Cuando termina, todo el mundo está aliviado y esperando a la próxima. El año que viene. Pues esto es igual.

    Es deprimente. Haces una búsqueda de la bandera del Líbano enlace os bancos de imágenes gratuitos (los que uso para poner las imágenes aquí). A partir de la tercera línea, las banderas que aparecen son las de Estados Unidos y, guess what, Israel.

    Que juzguen al asesino Netanyahu ya.


  • Lucha por la existencia

    30 de septiembre de 2024

    Los informativos de Danmarks Radio son mejores que los de TVE, diría yo. Pero claro, con dinero todo funciona mejor, siempre. Si TVE tuviera la financiación que tiene la DR, otro gallo les cantaría.

    Por las mañanas, mientras me preparo para salir y desayuno, me pongo las noticias. Hace un rato estaban entrevistando a un experto danés en Oriente Medio. La periodista le ha preguntado que por qué la sociedad israelí está tan militarizada. La respuesta ha sido: Israel está en perpetua lucha por su existencia.

    Efectivamente. Si no se hubiera creado, eso para empezar, la población no tendría que estar luchando por su existencia. Es decir: están utilizando una narrativa que justifica la agresión basándose en una premisa equivocada: que tienen derecho a ocupar esos territorios. No, no lo tiene, pero el sionismo que nos ha calado hasta el tuétano, nos ha convencido de que es así.


  • El reanálisis lingüístico: un fenómeno presente en español

    28 de septiembre de 2024

    Originally it was norange borrowed from the Spanish naranja. But at some point some unknom creative speaker must have reanalyzed a norange as an orange. Though the speaker’s and hearer’s analyses specify identical sounds for that particular phrase, anorange, once the hearer uses the rest of grammar creatively, the change becomes audible, as in those oranges rather than those noranges.

    Steven Pinker

    El lenguaje es un ente vivo que evoluciona constantemente, y uno de los fenómenos más interesantes que contribuyen a esta evolución es el reanálisis lingüístico. Este proceso ocurre cuando los hablantes reinterpretan una palabra o frase de manera diferente a su forma original. Es lo que ocurre en el ejemplo de arriba.

    Un ejemplo clásico en español es el origen de la palabra algodón. Esta palabra proviene del árabe al-qutun, donde al- es un artículo definido. Sin embargo, cuando el término fue adoptado por los hablantes del español, se produjo un reanálisis y el artículo árabe se fusionó con la palabra, creando el término actual. En inglés, la palabra cotton tiene el mismo origen etimológico, pero no se incorporó el artículo. Este mismo proceso ocurre en muchísimas palabras que comenzaron con el artículo al- en árabe, como albahaca (de al-habaqa) y almohada (de al-mujadda). El castellano, de forma rutinaria, reanalizó estas palabras con el artículo incorporado.

    Hablando del artículo en combinación con el género, nos encontramos con palabras como el azúcar o el agua. Aunque ambos son sustantivos femeninos, el uso del artículo masculino el se debe a razones fonéticas, pero este uso ha llevado a que algunas personas piensen erróneamente que estos sustantivos son masculinos. No es este agua, sino esta agua. De nuevo, el fenómeno del reanálisis está presente, pero esta vez en la estructura gramatical.

    El reanálisis también puede llevarse a cabo en expresiones comunes. Un ejemplo coloquial es la nalga, que es la reinterpretación popular de las nalgas en singular. Este uso ocurre en algunos contextos informales, donde los hablantes reinterpretan el sustantivo plural como si fuera singular, cambiando su estructura original. También tenemos compuestos: a palabra enhorabuena proviene de la frase antigua en hora buena, que significaba “en un buen momento” o “en una hora propicia”. Con el tiempo se interpretó la frase como una única palabra, cambiando su estructura original. 

    El reanálisis es un motor importante de la evolución de las lenguas que permite que éstas se transformen y se adapten a las nuevas formas de comunicación. Puede comenzar con una confusión o malentendido, sus efectos pueden ser duraderos, influyendo en el vocabulario y la gramática de una lengua.

    Pinker dice que no son guays, pero a mí estas cosas me súper flipan. Y, bueno, él dice que no pero bien que le dedica páginas y páginas en su obra. Para no interesarle sí que le dedica tiempo, oye.


  • 19 consejos

    26 de septiembre de 2024

    El Guardian ha publicado 19 consejos para para tener relaciones de cualquier tipo más sanas.

    Avoid fighting over who is right or wrong
    
    “I’ve been doing this for almost 40 years,” says Marshall, “and I can’t tell you how many times I’ve listened to people having an ‘I’m right and you’re wrong’ argument”. Nobody has ever solved anything this way, he says. “All that happens is somebody will throw something else in, or they’ll find an example of the one time the other person was wrong. And we just go round and round in circles. However much you believe that your views are right, your partner believes just as much that their beliefs are right, too. You need to understand the position of each other better; then you can both soften and a third way will emerge. ‘I’m right, you’re wrong’ battles destroy relationships.”

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