En el lenguaje cotidiano, el homosexual no es exactamente el hombre que mantiene relaciones sexuales con otro hombre, sino el que se supone que adopta un papel pasivo: el homosexual es, en realidad, marica, plumón, loca… una mujer, en definitiva. Vista desde la óptica activa, la homosexualidad puede llegar a ser considerada como el medio a través del cual el hombre afirma su potencia; en cambio, desde la «pasiva», actúa como el símbolo de la decadencia. Por ejemplo, a nadie se le ocurre burlarse del que da por el culo, y en cambio «dado por culo» es una injuria violenta.Badinter, E. (1993), p. 144
Lo de siempre: lo malo no es ser maricón, el problema es ser una “pasiva”.
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