Ayer murió Mayra Gómez Kemp y me he puesto triste. Me ha hecho recordar mi infancia y la cultura de la televisión que adquirí cuando era joven. Ahora parece que TVE era lo más casposo del mundo, pero entonces no nos lo parecía. Aunque lo fuera, hay que entender las cosas en el contexto en el que ocurren, y la programación de los 80 no podía ser la de ahora porque entonces no éramos quienes somos. Hemos avanzado gracias a y a pesar de aquellos programas.

Gracias, Mayra.