Hasta los avisos del ordenador me están golpeando la nuca y las sienes, alternativamente. ¿De qué? De la ginebra. Dicho así parece que debería ir reservando plaza en un grupo de autoayuda, pero que nadie llame a los servicios sociales, que esto no es habitual. Es lo que tienen las borracheras por sorpresa: siempre dispuestas a lanzarse sobre uno y a dejarlo en un estado lamentable. Si es verdad eso de que el alcohol mata las neuronas, debo de estar a punto de la muerte cerebral. Así que cuando le dé a “publicar” voy a volver al sofá, a tragarme lo que pongan en la tele o con la DS. Mañana contestaré a los comentarios que hayan caído por aquí, también en los post anteriores.
Para colmo de males, y termino, a una botella de champán le ha dado por estallar dentro del congelador, con la consiguiente molestia de tener que descongelar todo e ir recogiendo cristales, hielo y agua de todas partes. ¡Ah! y ponte a seleccionar lo que no está lleno de virutas de cristal entre lo que había antes de la explosión. Y ya sé que los hay que tendrán ganas de dirigirse a mí con un “alma de cántaro” y sermonearme sobre la utilidad de retirar las botellas de cristal del congelador cuando uno se va a la cama. Que sí, que sí, que ya lo sé.
En fin, que aquí estoy, esperando a que la aspirina haga su efecto y dispuesto a dedicarme en cuerpo y alma a cualquier actividad que no requiera una gran concentración. Ni dormir puedo, conste.
PD: Ahora que lo releo… ¿se nota que estoy palarrastre?
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