Muhammad Yunus, que ha recibido el Premio Nobel de la Paz este año, ha afirmado que la pobreza es una amenaza para la paz, y tiene más razón que un santo (aunque estos rara vez tenían razón, la verdad). Y si no, que se lo digan a las compañías estadounidenses que están invirtiendo en Irak.
Bueno, a lo que vamos. El premio de marras es una celebración como otra cualquiera, es un piscolabis parroquial -ganchitos, cortezas y gaseosa- pero con más poderío. De El País de hoy:
Tras la entrega, la atención se trasladará al Ayuntamiento de Estocolmo, donde la familia real y los invitados de honor entrarán en procesión al Salón Azul para asistir a la cena con más de 1.200 invitados, incluidos 200 estudiantes. El menú no se conocerá, de acuerdo con la tradición, hasta las 19.00 hora de Madrid, momento de inicio, aunque sí se sabe de antemano que será elaborado por 20 chefs y servido por 200 camareros, así como que habrá 7.000 piezas de porcelana, 5.000 vasos y 10.000 cubiertos de plata.
Vamos, que entregamos un premio al más zarrapastroso para quedar bien, por aquello de haz el bien y no mires a quién, hacernos la foto y luego llenarnos el estómago con gambas güenas, de esas que valen el presupuesto de una familia bangladesí, comer con cubiertos dignos de personas tan distinguidas como nosotros, escuchar un par de discursitos y hacernos ver.
Y digo yo, ¿no sería más digno un par de camareros menos y un menú más modesto? ¿Y si anulamos los festejos? No, ahora que lo pienso es una ordinariez.

  1. sonia

    Es contradictorio y ridiculo. Ya que hablan de pobreza, que todo ese gasto lo utilicen para paliarla un poco.

  2. Omanero/Óscar, más razón que un santo tienes tú, y te lo digo yo, que soy técnico en protocolo y es de lo más que he trabajado (a veces pienso que metí la pata en dejarlo pero cuando leo cosas como ésta me reafirmo). De todas formas, por desgracia, que ellos lo celebren con más o menos pompa no nos saca de pobres, nunca mejor dicho, es un acto más de la realeza con lo que ello implica (todos los días son así para ellos, da igual que sea la entrega de los premios Nobel o la reunión de los empresarios del plástico de la Región Plin). Estoy en contra de estos excesos y autoalabanzas, por supuesto, pero peor es, por ejemplo, lo ocurre en el Vaticano, que no es sólo la contraposición de lo que predican con las obras de arte que los rodean, que se podrían vender y el dinero para los pobres que se sacaría con ello (pero las obras de arte son para que las disfrutemos todos, no para venderlas). Otra cosa es que El Vaticano, a través de sociedades interpuestas, sea uno de los mayores inversores en bolsa del mundo.

  3. Por cierto, la peor de todas es la monarquía holandesa, te lo digo yo.

  4. Plata, manteles largos, 1001 chefs y un calcetín agujerado del galardonado, pero de esto nadie va a darse cuenta.
    De lo que dices de los santos, un ejemplo: Santo Tomás, que contradecía su «hasta no ver no creer», pues creía.

  5. A propósito de lo que ha comentado iwi, El Vaticano tiene acciones en una empresa de preservativos. Tela marinera.

  6. El Vaticano es una multinacional como otra cualquiera. Su principal activo son las almas de unos cuantos billones de ilusos e incultos, a costa de los que nutren sus expandidos estomagos y viciosas mentes.
    hdp todos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

About

Writing on the Wall is a newsletter for freelance writers seeking inspiration, advice, and support on their creative journey.