Como dice un mensaje de móvil que circula desde el año pasado por ahí, el simulacro de paz y amor ha concluido. Ahora toca insultar a la familia y recoger los langostinos hasta el año que viene.
Empiezan las rebajas de enero, que son en las que más gastamos, aproximadamente 120 euros por barba, según EL PAÍS y EL MUNDO. Empiezo a hacer cuentas y no termino, porque entre el gasto en lotería, en comida, en regalos y en rebajas llegamos tranquilamente a los 400 euros. Supongo que todo esto activa la economía –por lo del gasto familiar–, hace bajar el IPC y es bueno para la marcha del país, cosa que nunca he entendido, porque ¿qué bien puede hacer que las familias se arruinen en un mes? Lo del IPC tampoco es que lo entienda perfectamente. Según dicen en la televisión, el euro apenas ha influido en la inflación. ¡Y un cuerno! En cualquier cafetería te cobran 1,20 por un cortado cuando antes los encontrabas por 100 ó 150 pesetas. Intenta ir al mercado con 20 euros para comprar lo que antes adquirías por 3.000 pesetas. Imposible. Yo he llegado a la conclusión de que el cambio real a sido 1 euro = 20 duros de toda la vida. ERGO, 20 euros = 2.000 pesetas. Al final no llega para hacer la compra. Leí que el euro sí ha encarecido ciertos productos pero ha abaratado otros, como los electrodomésticos, de ahí que el IPC se compense y la inflación ronde el 3 ó 3,5%. A mí me suena todo a cuento chino.
Más cosas. He encontrado una guía de lectura de NEVERWHERE que todavía no he leído, pero promete.
Y para terminar, hoy es el cumpleaños de Jazlima, que estrena sitio web. Así que se ruega actualización de enlaces y felicitación a la autora.
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