A mí estas cosas me superflipan. “Dar la turra” es “dar la lata”, “molestar” o “fastidiar”.
¿Pero qué significa “turra”? Pues el DRAE dice que es una palabra que se utiliza en Segovia y Ávila para una especie de tomillo muy nocivo para el ganado. ¿Qué especie es? No lo dice, pero he buscado y he encontrado que puede ser el “thymus zygis” o “tomillo salsero”, que no tengo ni puta idea de cuál es porque yo de tomillos no entiendo. Si alguien sabe algo, que se manifieste. Gracias. De nada.
El otro día, precisamente, escribí sobre los clics y ahora va y me encuentro con este artículo de la BBC sobre la lengua N|uu, una lengua con 45 clics.
El lenguaje es un aspecto fundamental de la comunicación y la interacción humanas. Sin embargo, para algunas personas, el lenguaje puede ser un desafío, más aún cuando padecen un trastorno del lenguaje.
¿Qué es un trastorno del lenguaje? Es una condición en la cual una persona experimenta dificultades para comprender o expresarse de manera efectiva mediante el lenguaje. Estas dificultades pueden afectar la forma en que la persona habla, comprende, lee o escribe. Los trastornos del lenguaje pueden manifestarse de diversas maneras y se clasifican en diferentes tipos: los hay que afectan a la comprensión, a la forma en que se articula o a cómo se manipulan los elementos y se construyen secuencias con significado. Estos trastornos no están relacionados con problemas de audición, discapacidad intelectual o falta de exposición al lenguaje.
Estos son algunos de los trastornos más habituales:
Este vídeo de Marcel Danesi explica cómo las palabras nuevas entran a formar parte del corpus diario de los hablantes. Da un dato que no termino de creerme: el número de palabras inglesas actualmente en uso son 170.000. Me parece una barbaridad. Está claro que para Danesi, 170.000 es el número de palabras estimado de todos los hablantes de la lengua; en otras palabras, no todos los hablantes disponen de tantas: unos tendrán un número de palabras P y otros tendrán un número Q. Tomando los números de palabras distintas hará 170.000.
Nagy y Anderson (1982) decían ya hace años que hay que coger con pinzas las cifras que salen publicadas sobre la extensión del vocabulario de los hablantes porque no hay criterios unificados para contarlas: ¿contamos absolutamente todas las palabras o sólo tenemos en cuenta los lexemas? ¿Son matar, mato, mataste, mataríamos palabras que debemos contar por separado o como una sola? En el primer caso, palabras con gran número de morfemas (p. ej., terminaciones), como el español o el húngaro, tendrían un número desproporcionadamente alto de palabras en comparación con otras que apenas tienen flexión, como el danés o el inglés. Por ejemplo, según el primer criterio, los chavales de tercero en EE. UU. saben unas 25.000 palabras en inglés o unas 2.000, si sólo contamos morfemas, e. d. me parece una diferencia enorme sabiendo que el inglés apenas tiene flexión, pero bueno.
Aunque de momento no parece que vayan a ponerse de acuerdo en el número de palabras del inglés, merece la pena verlo:
Referencias
Nagy, W. E., & Anderson, R. C. (1982). The number of words in printed school English. Center for the Study of Reading Technical Report; no. 253.
Para los que dicen que el alemán es difícil por la declinación. El húngaro tiene 18 casos. Dieciocho. Pero lo mismo daría el finés o el estonio. Ganan las lenguas urálicas por goleada.
Siempre he sido muy fan del irlandés. Tiene una ortografía alucinante. Yo creo que es la lengua con más haches y acentos por minuto. Y poner una mayúscula detrás de una minúscula en una palabra me hace llorar de amor. Ar na hinscríbhinní móra, is fiú inscríbhinn Chamalieres a lua. Táibléad luaidhe atá ann, agus ceithre fhocal is trí scór le léamh air. An aibítir a úsáidtear, is í an leagan lámhscríofa den aibítir Rómhánach í . Esas bh y esas mh con doble tirabuzón inverso y triple salto mortal. ¿Y ésás palabras llénás de tíldés?
En alemán de Colonia, las palabras iglesia y cereza se pronuncian igual. La clave está en que se ha neutralizado la realización [ç] del sonido /x/, que suena igual que un gato cabreado, y el sonido sch. Ambos son indistinguibles.
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