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  • ¿Qué es la limerencia?

    scissors and a heart hanging on a wall

    A raíz del artículo que enlacé ayer sobre por qué nos enamoramos de la gente que no está disponible, me puse a investigar sobre un término que no conocía, la «limerencia», que me sonaba a «la trabajación», pero existe.

    La limerencia es un término acuñado por la psicóloga Dorothy Tennov en 1977 y describe el enamoramiento obsesivo y romántico, caracterizado por un intenso deseo emocional y físico hacia otra persona. A diferencia del amor, que puede ser sereno y maduro, la limerencia implica una obsesión que domina los pensamientos y comportamientos de quien la experimenta, llevándolos a una constante búsqueda de reciprocidad. Tennov identificó este fenómeno a partir de su propia experiencia clínica, destacando que es una experiencia frecuente pero a menudo mal entendida.

    Este estado emocional se manifiesta con síntomas similares a los de una adicción: pensamientos intrusivos, fantasías persistentes y una necesidad apremiante de confirmar que los sentimientos son correspondidos. La limerencia puede desencadenar comportamientos irracionales y una idealización exagerada del objeto de afecto. Este fenómeno no se limita a las relaciones nuevas; también puede surgir en el contexto de relaciones largas, generando conflictos y expectativas desmedidas.

    Creo que la limerencia es, en ocasiones, difícil de distinguir del «amor», aunque este palabro me ponga los pelos de punta. En ocasiones, la limerencia puede desvanecerse conforme va pasando el tiempo o incluso transformarse en una relación más equilibrada; pero puede causar angustia emocional significativa si no es reconocida y gestionada adecuadamente.

    Si echo la vista atrás, yo sí he sido «limerente», sobre todo con personas a las que no conocía mucho. Con el tiempo, he aprendido a gestionar mejor mis relaciones, tanto amorosas como de amistad. Recuerdo una ocasión en la que yo estaba totalmente deslumbrado y cegado por una persona. Estaba tan obsesionado con este tío que empecé a idealizarlo de manera desmesurada, descuidando a mis amigos en el camino.

    Una noche, después haber cancelado planes con mis amigos por enésima vez para pasar tiempo con esa persona, una de mis amigas me llamó la atención. Días después quedé con ella. Quería disculparse por cómo me había dicho que estaba obsesionándome, y de paso me hizo ver cómo esta obsesión no sólo estaba afectando a las relaciones con mis amigos, sino también a mi bienestar emocional. Fue un momento de revelación. Estaba constantemente de los pelos y cada vez que sonaba el móvil (cuando todavía había sms), pegaba un salto.

    A raíz de esa conversación, le di muchas vueltas a lo que ella me había dicho y comprendí la importancia de mantener ese equilibrio entre tus relaciones habituales y esa persona que te sube la presión arterial y te impide pensar en otras cosas. Sigo siendo una persona fácilmente «deslumbrable» (a los hechos me remito, los que me conocéis lo sabéis), pero no llego a los extremos de aquella época.

    También soy más viejo y sé más cosas de la vida. Y oye, también me han dado más hostias por el camino, que eso ayuda.

    Referencias
    TENNOV, DOROTHY. (1979). Love and Limerence: The Experience of Being in Love. Scarborough House.
  • La lengua como capacidad innata y las características comunes a todas las lenguas, según Pinker

    woman in white long sleeve shirt kissing girl in white long sleeve shirt

    En «El instinto del lenguaje» que mencioné aquí, Steven Pinker explora la idea de que el lenguaje es una capacidad innata en los seres humanos, similar a un instinto biológico. Pinker propone que, al igual que las aves están diseñadas para volar, los seres humanos están diseñados para hablar.

    Pinker analiza cómo el lenguaje es una habilidad compleja y única presente en todas las culturas humanas. A pesar de las diferencias significativas entre los idiomas del mundo, todos ellos comparten ciertas características fundamentales. Esto sugiere que todos los humanos poseen una capacidad innata para aprender y usar el lenguaje. Estas características forman parte de lo que se conoce como «gramática universal», una idea propuesta inicialmente por Noam Chomsky. Algunas de esas características comunes son:

    1. Estructura gramatical: Todas las lenguas tienen reglas gramaticales (fonológicas, morfológicas y sintácticas) que determinan cómo se forman y organizan las palabras y las frases. Aunque las reglas específicas pueden variar, la existencia de una gramática es una constante en todos los idiomas.
    2. Elementos básicos del lenguaje: Todas las lenguas usan categorías gramaticales como sustantivos y verbos, sujetos y predicados. Esto significa que todas tienen una forma de nombrar cosas (sustantivos) y todas tienen mecanismos para referirse a acciones o estados (verbos).
    3. Sistemas fonológicos: Todas las lenguas tienen sistemas de sonidos o fonemas. Estos sonidos se combinan según reglas específicas para formar palabras de forma significativa para generar y evocar contenidos sobre la realidad y el mundo.
    4. Capacidad de generar infinitas oraciones: Las lenguas humanas tienen la capacidad de crear un número ilimitado de oraciones nuevas a partir de un conjunto finito de palabras y reglas gramaticales. Esto se debe a la recursividad, una propiedad que permite que las frases se incrusten dentro de otras frases. Cuando aprendemos una lengua, lo hacemos de manera que con la adquisición de una serie finita de elementos y combinaciones podemos crear secuencias ilimitadas de significados que se adapten a cualquier situación.
    5. Estructura jerárquica: En todas las lenguas, las palabras y frases no se organizan de manera lineal, sino jerárquica. Por ejemplo, una oración puede contener frases subordinadas, y estas a su vez pueden contener otras frases.
    6. Referencialidad y desplazamiento: Todas las lenguas permiten a los hablantes referirse a objetos, personas, eventos y conceptos que no están presentes en el contexto inmediato. Esto se llama desplazamiento y es una característica única del lenguaje humano.
    7. Funciones pragmáticas: Todas las lenguas tienen formas de expresar funciones comunicativas básicas como hacer preguntas, dar órdenes, hacer afirmaciones, y expresar deseos o intenciones.

    Estas características sugieren que hay un conjunto de principios subyacentes que gobiernan todas las lenguas humanas, lo que respalda definitivamente la idea de que existe una capacidad lingüística innata en los seres humanos. Pinker argumenta que esta gramática universal está codificada en nuestros genes y es parte de nuestra biología como resultado de la adaptación al entorno físico y social.

    Para apoyar su argumento, menciona que los niños aprenden a hablar sorprendentemente rápido y sin instrucción formal, lo que puede interpretarse como que el cerebro humano está preparado y programado para adquirir el lenguaje. Por otra parte, menciona los idiomas criollos, que se desarrollan cuando comunidades de hablantes de diferentes lenguas crean un nuevo idioma común. Estos idiomas, a pesar de ser nuevos, tienen una estructura gramatical compleja, lo que sugiere que los seres humanos tienen una predisposición natural para organizar el lenguaje de manera estructurada. Sabemos, además, ciertas afecciones genéticas pueden afectar la capacidad de las personas para usar el lenguaje, mientras que otras habilidades cognitivas permanecen intactas. Esto indica que el lenguaje se encuentra en una parte específica del cerebro, apoyando la idea de que es una capacidad innata.

    Pinker describe en el libro algunas investigaciones neurológicas que muestran que ciertas áreas del cerebro están especializadas en el procesamiento del lenguaje. Esto refuerza la idea de que el lenguaje no es simplemente una invención cultural, sino una característica biológica de nuestra especie.

    Respecto a la lengua como capacidad innata y la relación con el aprendizaje durante la infancia, Pinker responde a algunas preguntas súper interesantes:

    ¿Cómo se desarrolla exactamente este instinto del lenguaje en los niños de diferentes culturas y entornos?

    Pinker sugiere que, independientemente del entorno cultural, todos los niños pasan por etapas similares en el desarrollo del lenguaje. Sin embargo, el entorno puede influir en el ritmo y en ciertos aspectos del aprendizaje lingüístico. La exposición a un idioma rico y variado facilita el desarrollo óptimo de las habilidades lingüísticas innatas.

    ¿Qué implicaciones tiene esta capacidad innata para el aprendizaje de segundas lenguas?

    La teoría de Pinker indica que, aunque el cerebro está más adaptado para aprender un primer idioma durante los primeros años de vida, la estructura subyacente de la gramática universal puede facilitar el aprendizaje de segundas lenguas. Los adultos pueden aprender otros idiomas aprovechando esta estructura común, aunque con más esfuerzo y menos flexibilidad que los niños.

    ¿Podemos identificar con precisión todos los genes involucrados en esta capacidad?

    Actualmente, la investigación genética está en progreso. Aunque se han identificado algunos genes relacionados con el desarrollo del lenguaje, la interacción entre múltiples genes y factores ambientales es compleja. La identificación precisa de todos los genes y sus funciones específicas en el lenguaje es un desafío que requiere más investigación.

    Leer a Steven Pinker es fundamental para cualquiera interesado en entender cómo y por qué hablamos. Leerlo te hace entender que la capacidad de hablar y entender como algo tan natural y esencial para el ser humano como caminar. ¿Por qué otras especies no han desarrollado esta capacidad? Esa es otro melón interesante, pero para otro momento.

    Referencias
    
    PINKER, S. (1994). The Language Instinct: How the Mind Creates Language. William Morrow and Company.
  • «El instinto del lenguaje», de Pinker

    Pinker

    Desde hace décadas, la obra de Steven Pinker ha puesto en entredicho la visión tradicional del lenguaje como un mero artefacto cultural, proponiendo en su lugar que es un instinto biológico. En «El instinto del lenguaje», argumenta que el lenguaje humano está en nuestra biología de la misma manera que la capacidad de una araña se pone a tejer su tela. La araña no ha aprendido esa conducta, pero puede crearla y modificarla dependiendo de las circunstancias. Según Pinker, los humanos nacemos con una capacidad innata para aprender y usar el lenguaje, una capacidad que se despliega de manera natural sin necesidad de instrucción formal, al igual que una araña no necesita aprender nada porque ya sabe tejer la tela. Este instinto lingüístico está codificado en nuestros genes y se manifiesta en la adquisición espontánea del lenguaje durante la infancia, independientemente del entorno cultural.

    Pinker rechaza la idea de que el lenguaje sea únicamente un artefacto cultural, como puede ser la escritura o la música, que requieren de enseñanza y práctica para ser dominadas. Para él, el lenguaje es un sistema complejo que emerge naturalmente en los niños, incluso en entornos donde el input lingüístico puede ser limitado o imperfecto. La universalidad del lenguaje y su adquisición en todas las culturas humanas, incluso en comunidades aisladas, sugiere que el lenguaje es una parte esencial y definitoria de la naturaleza humana. Esta perspectiva se ve reforzada por estudios en lingüística y neurociencia que identifican estructuras cerebrales específicas dedicadas al procesamiento del lenguaje, apoyando la noción de que nuestra capacidad lingüística está biológicamente predeterminada.

    Además dice que tratar al lenguaje como un instinto biológico no solo nos permite entender mejor cómo los humanos adquirimos y usamos el lenguaje, sino que también ofrece una visión más profunda de nuestra propia naturaleza. El lenguaje, según Pinker, al no ser una invención cultural que se transmite de generación en generación, debe entenderse como capacidad que se desarrolla de forma espontánea en cada individuo. Esta visión transforma nuestra comprensión del lenguaje de un simple medio de comunicación a una característica fundamental de nuestra especie, tan natural para nosotros como lo es la habilidad de volar para los pájaros o la capacidad de construir telarañas para las arañas.

    Uno de los puntos que hizo que me explotara la cabeza es que comparte la idea de la gramática universal con Chomsky (con la Iglesia hemos topado): todos los lenguajes humanos comparten una estructura subyacente común a pesar de las diferencias en cómo se manifiestan los sistemas lingüísticos. Según Pinker, esta gramática universal es una prueba, otra vez, de que la capacidad para el lenguaje es innata en los seres humanos, que está codificada en nuestro ADN. Esta estructura universal, preprogramada, hace que los niños aprendan a hablar con tantísima rapidez y sin necesidad de aprenderlo en el colegio o de guiado por un maestro o una maestra, ya lo he dicho antes, como en el caso de la música o la lectoescritura.

    Otro punto crucial que aborda es la modularidad de la mente, e. d., la idea de que el cerebro humano está compuesto por módulos especializados que manejan diferentes aspectos de la cognición. Me chirría lo de los «módulos», pero bueno. En el caso del lenguaje, existe un módulo específico que se encarga de procesar y generar lenguaje, independiente de otras funciones cognitivas. Pinker apoya esta idea con evidencia de estudios neurológicos y casos de personas con lesiones cerebrales que afectan el lenguaje sin impactar otras habilidades cognitivas, lo que demuestra que el lenguaje está localizado en áreas específicas del cerebro. Cualquier psicólogo conoce las áreas de Wernicke y de Broca y las respectivas afasias. Esta modularidad sugiere que el lenguaje es una adaptación evolutiva, desarrollada para mejorar la comunicación y la cooperación entre los humanos.

    Además, dice que el lenguaje ha evolucionado bajo las presiones selectivas de la evolución, de forma paralela a otras características biológicas que han determinado nuestro organismo y que hacen que seamos quienes somos y actuemos como lo hacemos. Según él, el lenguaje confiere ventajas adaptativas significativas, permitiendo a los humanos compartir información, coordinar acciones y transmitir conocimientos de una generación a otra. Esta perspectiva evolutiva explica por qué el lenguaje es tan complejo y eficiente, y cómo ha podido desarrollarse y mantenerse en todas las culturas humanas a lo largo de la historia. Pinker también señala que el estudio del lenguaje desde una perspectiva biológica puede proporcionar información muy valiosa sobre la naturaleza humana y nuestras capacidades cognitivas.

    «El instinto del lenguaje» es un libro flipante y que todo el mundo interesado en las ciencias cognitivas y en la filología debería leerlo. HENCERIO.

  • La influencia de la lengua en la cognición

    white and brown desk globe

    La lengua y la cognición están intrínsecamente entrelazadas, formando la base de nuestra capacidad para interpretar y interactuar con el mundo que nos rodea. La lengua, como medio principal de comunicación, juega un papel crucial en la formación de nuestra cognición y percepción del mundo.

    La teoría de la relatividad lingüística, propuesta por Benjamin Lee Whorf, sugiere que la lengua que hablamos puede influir en nuestra forma de pensar y percibir el mundo. Según Whorf, cada lengua tiene su propia estructura única que puede moldear nuestros procesos cognitivos, incluyendo nuestra memoria, atención y percepción.

    Por ejemplo, en algunos idiomas, como el guugu yimithirr, se utiliza la orientación absoluta (norte, sur, este, oeste) en lugar de la orientación relativa (izquierda, derecha). Esto puede influir en la forma en que las personas que hablan estos idiomas perciben y recuerdan la información espacial.

    Además, la lengua puede influir en cómo percibimos los colores. Por ejemplo, si nuestro idioma tiene más palabras para describir diferentes tonos de azul, es más probable que distingamos entre estos tonos en nuestra percepción diaria.

    Sin embargo, es importante destacar que la influencia de la lengua en la cognición es solo una parte de un sistema complejo y multifacético. Otros factores, como la cultura, la educación y la experiencia personal, también juegan un papel crucial en la formación de nuestra cognición.

    La lengua puede influir en nuestra cognición de maneras sutiles y complejas. Aunque la lengua no determina completamente nuestra forma de pensar, puede influir en cómo percibimos e interpretamos el mundo a nuestro alrededor.

    Referencias
    
    Kay, P., & Kempton, W. (1984). What is the Sapir-Whorf hypothesis?. American anthropologist, 86(1), 65-79.
    
    Levinson, S. C. (2003). Space in language and cognition: Explorations in cognitive diversity. Cambridge University Press.
    
    Whorf, B. L. (1956). Language, thought, and reality: Selected writings of Benjamin Lee Whorf. MIT press.
  • Cómo y por qué fallan nuestros recuerdos

    several portraits on top of white textile

    La memoria humana es una herramienta fascinante. Por eso, confiamos confiamos en nuestros recuerdos para tomar decisiones, aprender de nuestras experiencias y contar nuestras historias personales. Sin embargo, la memoria no siempre es tan fiable como creemos. ¿Por qué sucede esto?

    Es importante entender que la memoria no funciona como una grabadora que registra y reproduce eventos exactamente cómo ocurrieron. En lugar de eso, la memoria es un proceso constructivo. Cada vez que recordamos algo, estamos reconstruyendo ese recuerdo a partir de fragmentos de información almacenada en diferentes partes del cerebro. Este proceso de reconstrucción es susceptible a errores e influencias externas.

    Uno de los principales factores que afectan la precisión de nuestros recuerdos es la sugestión. La memoria puede ser alterada por información que recibimos después de un evento. Por ejemplo, si varias personas nos cuentan su versión de un mismo acontecimiento, podemos incorporar detalles de sus relatos en nuestros propios recuerdos, incluso si esos detalles no son precisos. Este fenómeno se conoce como el «efecto de desinformación». En estudios clásicos de psicología, se ha demostrado que simples cambios en la forma en que se formula una pregunta pueden alterar significativamente lo que la gente recuerda. Por ejemplo, preguntar «¿Viste el coche rojo en el cruce?» puede hacer que alguien recuerde un coche rojo que no estaba allí. Para eso es súper interesante la obra de Loftus, en la lista de referencias de más abajo.

    Otro factor que influye en lo mala que es nuestra memoria es la emoción. Las experiencias emocionalmente intensas tienden a ser recordadas con más claridad que las neutras. Sin embargo, esto no significa que estos recuerdos sean más precisos. De hecho, las emociones pueden distorsionar los recuerdos. Durante eventos traumáticos o muy estresantes, el cerebro puede suprimir ciertos detalles mientras enfatiza otros, lo que puede resultar en recuerdos fragmentados o inexactos. Además, con el tiempo, la narrativa de un evento puede cambiar a medida que tratamos de darle sentido a lo que ocurrió, integrando nuestras emociones y creencias actuales. De ahí que los recuerdos más primitivos, más antiguos, suelen estar asociados a emociones muy intensas; recordamos a gente gritando o llorando, sonidos fuertes o imágenes impactantes. En mi caso, es así.

    La memoria también está influido por nuestras expectativas y por lo que creemos. Tenemos una tendencia a recordar eventos de una manera que sea coherente con aquello que pensamos que es correcto o con lo que esperábamos que una persona hiciera. Esto se conoce como «sesgo de confirmación». Por ejemplo, si creemos que alguien es de fiar, es más probable que recordemos sus acciones de manera positiva, incluso si hubo evidencia de lo contrario. Este sesgo puede reforzar nuestros prejuicios y estereotipos, haciendo que sea difícil cambiar nuestras opiniones incluso cuando se nos presenta nueva información.

    Además, la memoria se ve afectada por el paso del tiempo: los detalles específicos de un evento tienden a desvanecerse, mientras que el recuerdo general puede mantenerse. Este fenómeno, conocido como «desvanecimiento de la memoria», puede llevar a que las personas recuerden el «sentimiento» de un evento más que los detalles precisos. Por ejemplo, puedes recordar que una reunión familiar fue divertida, pero olvidar quién estaba presente o qué se dijo exactamente.

    En nuestra vida cotidiana, estos errores de memoria generalmente no son relevantes, pero en ocasiones pueden tener consecuencias de cierta importancia. Pueden afectar nuestras relaciones personales, al generar malentendidos o disputas sobre lo que realmente ocurrió. También pueden influir en nuestras decisiones, especialmente si nos basamos en recuerdos inexactos para evaluar situaciones o tomar decisiones importantes. En el ámbito legal, los testimonios basados en recuerdos son problemáticos, por decirlo suavemente, ya que la memoria de los testigos puede ser influenciada por numerosos factores, poniendo en duda la precisión de sus declaraciones.

    Es esencial ser conscientes de las limitaciones de nuestra memoria y ser cautelosos al confiar completamente en nuestros recuerdos, especialmente en situaciones críticas. Fomentar un escepticismo saludable hacia nuestros propios recuerdos y corroborarlos con fuentes externas cuando sea posible puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y precisas.

    ¿Alguna vez te has dado cuenta de que tu recuerdo de un evento es diferente al de otra persona que estuvo allí? ¿Cómo manejas las discrepancias en los recuerdos en tus relaciones personales? ¿Crees que la tecnología, como las fotografías y los videos, puede ayudar a mejorar la precisión de nuestros recuerdos o también puede ser engañosa?

    Referencias

    Loftus, E. F. (2005). «Planting misinformation in the human mind: A 30-year investigation of the malleability of memory.» Learning & Memory.

    Payne, D. G., & Wenger, M. J. (1998). «The impact of memory on the courtroom.» Trends in Cognitive Sciences.

    Schacter, D. L. (1999). «The seven sins of memory: Insights from psychology and cognitive neuroscience.» American Psychologist.

  • Competition

    We need to separate intergroup competition from within-group competition. As we have seen, intergroup competition favours beliefs, practices, customs, motivations, and policies that promote the success of groups in competition with other groups. Thus, intergroup competition often promotes trust, cooperation, and efficient allocation of paid to employees. Of course, elevated levels of intergroup competition are also will drive firms to exploit workers in foreign lands and trash the environment. By contrast, within-group competition is the competition among individuals, or small coalitions, that occurs within firms, organisations, or other groups. This form of competition favours the spread of behaviours, believes, motivations, practises, etc., that promote the success of individuals within a firm relative to others at the same firm. These are practices that benefit some employees at the expense of the firm. When CEOs conspire to get higher salaries for themselves and other executives while playing golf with members of the board of directors, that is within-group competition, and it usually hurts the firm. But within-group competition is also not entirely unproductive. At moderate levels, it can inspire diligence and productivity.
    
    Henrich (2020), p. 345.
  • Se ha observado por primera vez a un orangután tratándose una herida con una planta medicinal. No solo nos ayuda a comprender la etología de esta especie, sino el origen del comportamiento humano. Scientific Reports.

  • girl sticking her tongue out while using mobile phone

    Que todavía haya gente que no lo ha entendido es una cosa que me alucina. El acceso constante a los teléfonos móviles durante la infancia y la adolescencia deteriora la salud mental, la autoestima y la salud física de los chavales. El acceso constante a las redes sociales durante la infancia puede afectar el sueño, la concentración y las relaciones interpersonales. Además, la exposición a contenido inapropiado o dañino en línea puede tener consecuencias duraderas en su desarrollo. Este efecto, según Twenge y Campbell (2018, ver abajo), es mucho más acusado durante la adolescencia que durante la infancia.

    Among 14- to 17-year-olds, high users of screens (7+ h/day vs. low users of 1 h/day) were more than twice as likely to ever have been diagnosed with depression (RR 2.39, 95% CI 1.54, 3.70), ever diagnosed with anxiety (RR 2.26, CI 1.59, 3.22), treated by a mental health professional (RR 2.22, CI 1.62, 3.03) or have taken medication for a psychological or behavioral issue (RR 2.99, CI 1.94, 4.62) in the last 12 months. Moderate use of screens (4 h/day) was also associated with lower psychological well-being. Non-users and low users of screens generally did not differ in well-being. Associations between screen time and lower psychological well-being were larger among adolescents than younger children.
    Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). "Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study." En Preventive medicine reports, 12, 271–283. https://doi.org/10.1016/j.pmedr.2018.10.003
    
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  • ¿Qué es el «silent trade»?

    Mercado
    The Carthaginians feel us that they trade with a race of men who live in a part of Libya behind the Pillars of Heracles. On reaching this country. they unload their goods, arrange them tidily along tech beach, and then, returning to their boats raise a smoke. Seeing the smoke, the natives come down to the beach, place on the ground a certain quantity of gold in exchange for the goods, and go off again to a distance. The Carthaginians then one ashore and take a look at the gold; and if they think it presentas a fair price for their wares, they collect it and go away; if, on the other hand, it seems too little, they go back aboard and wait, and the natives come and add to the gold until they are satisfied. 
    
    Herodoto, en sus Historias.

    El silent trade es un término que describe una forma de intercambio comercial en la que las dos partes involucradas en la transacción no se comunican verbalmente. Este texto de Heródoto supone un ejemplo temprano de este tipo de comercio.

    Los comerciantes cartagineses llegan a una costa desconocida y dejan sus mercancías en la playa. Luego, hacen una hoguera para decirle a los nativos que disponen de productos con los que quieren comerciar comerciar. Los nativos, al ver el humo, bajan a la playa y dejan oro en la arena como pago por las mercancías y se retiran. Los cartagineses regresan a la costa y revisan el oro dejado por los nativos. Si consideran que es suficiente, lo recogen y se marchan. Si no, se quedan a la espera de que los nativos ofrezcan más. Ambas partes realizan la transacción sin comunicarse verbalmente, confiando en gestos y señales visuales para llevar a cabo el intercambio.

    El silent trade era común en muchas culturas antiguas y se utilizaba especialmente en situaciones donde había una barrera lingüística o cultural entre ambas. En lugar de depender del lenguaje hablado, este método se basaba en la ejecución de conductas acciones para facilitar el intercambio.

    En las sociedades modernas, varias razones hacen que este tipo de comercio sea inviable. En primer lugar, la complejidad de las transacciones comerciales en la economía moderna suele abarcar una variedad de bienes y servicios, lo que requiere una comunicación detallada sobre los productos, precios, condiciones de venta, etc., lo que no es posible sin emplear algún código de tipo lingüístico, generalmente formalizado.

    Además, las sociedades modernas están fuertemente reguladas, incluyendo las transacciones comerciales, la necesidad de contratos escritos, impuestos, registros de transacciones, entre otros aspectos que requieren una comunicación formal. La tecnología moderna, además, facilita la comunicación instantánea y la transferencia de fondos de manera segura, haciendo que la comunicación verbal y la negociación sean mucho más eficientes que los métodos silenciosos del pasado.

    Por otro lado, en las sociedades modernas, la confianza entre las partes involucradas en una transacción comercial se basa en la transparencia, la reputación y la aplicación del marco legal. La falta de comunicación verbal puede generar desconfianza y dificultar la resolución de disputas o problemas que puedan surgir. Las complejidades de la economía moderna, junto con las regulaciones y tecnologías actuales, hacen que este tipo de comercio sea poco práctico o inviable en las sociedades contemporáneas.

    Si bien muchas sociedades antiguas y medievales tenían mercados prósperos y un comercio a larga distancia extenso, generalmente estaban basados en normas impersonales de intercambio con principios de equidad y confianza impersonal ampliamente aplicables. Las leyes de mercado que hemos establecido los europeos se fundamentan precisamente en la impersonalidad de las relaciones comerciales, reguladas externamente por los marcos legales que hemos desarrollado. Las leyes de oferta y demanda no siempre han funcionado de manera efectiva en las sociedades humanas. La intervención gubernamental, la manipulación del mercado, las desigualdades de poder y recursos, así como las consideraciones culturales y éticas, pueden influir en el comportamiento del comercio y afectar su capacidad para alcanzar un equilibrio eficiente.

    El liberalismo, de nuevo, nos ha comido la cabeza y nos ha hecho pensar que sólo la psicología de las masas es importante: las relaciones interpersonales y el contacto social son, y seguirán siendo, la clave para entender cómo funciona la economía, por mucha historia que nos cuenten.

  • Las acusaciones falsas y su impacto psicológico

    Hoy leo un artículo en El País sobre Mónica Oltra. El juez que llevó el caso ha afirmado que no existen pruebas de que ella u otros funcionarios de la Consejería intentaran ocultar los hechos o desacreditar a la menor, asegurando que ésta fue atendida en todo momento. Tras su imputación en junio de 2022, Oltra dimitió como vicepresidenta y se alejó de la vida política activa, dedicándose a la abogacía. Aunque concedió una entrevista en La Sexta después de su dimisión, decidió no hacer más declaraciones públicas. En sus palabras, se sintió víctima de una «cacería política» por parte de la extrema derecha, representada en la acusación particular y en las dos populares del caso.

    Después de leer el artículo no puedo evitar tener muchísimas preguntas. ¿Cómo no indignarse ante el sufrimiento que ha soportado durante años? ¿Qué habrá sentido al ser víctima de una cacería política liderada por la extrema derecha? ¿Qué efectos psicológicos puede haber tenido en ella este largo y doloroso proceso judicial y político? Ante todas estas preguntas y con el alivio que supone su exoneración, hay una que me interesa especialmente: el impacto que una acusación así y el proceso judicial y político al que ha sido sometida pueden tener en su bienestar emocional.

    Ser el objetivo de una acusación falsa puede tener un impacto devastador: primero, la experiencia de ser acusada injustamente provoca sentimientos abrumadores de incredulidad y confusión. El individuo puede sentirse completamente desorientado por la situación, preguntándose cómo ha llegado a ser objeto de tal acusación y por qué está siendo tratada de esa manera. Esta sensación de injusticia puede generar un profundo resentimiento hacia aquellos que han formulado las acusaciones y hacia el sistema que permite que tales injusticias ocurran.

    Además, el estigma social asociado con una acusación falsa puede ser abrumador. Me imagino que Oltra habrá sentido la alienación de amigos, familiares y colegas, que podrían dudar de su inocencia o incluso apartarse de ella por completo. Esto puede llevar a sentimientos de aislamiento y soledad, aumentando la carga emocional que ya está soportando. Da igual que el alejamiento sea real. Muy probablemente ella ha interpretado o ha sospechado que eso ha sido así.

    No hace falta hablar de la ansiedad y el estrés. La incertidumbre sobre el resultado del proceso legal, el miedo a las posibles consecuencias y la preocupación por el impacto en su reputación y su vida personal habrán provocado, sin lugar a dudas, síntomas físicos y emocionales como insomnio, ansiedad, pérdida de apetito y problemas de concentración. Por no hablar de la autoestima y la autoconfianza. En estos casos, la persona se cuestiona su propio valor y se siente impotente frente a la situación. La sensación de injusticia y la falta de control pueden minar su sentido de autoeficacia (e. d., la creencia en la capacidad propia para llevar a cabo acciones específicas y alcanzar metas), lo que dificulta su capacidad para enfrentar y superar la situación de manera efectiva.

    En algunos casos, las secuelas psicológicas de una acusación falsa pueden ser duraderas e incluso traumáticas. La experiencia de ser injustamente acusada puede dejar cicatrices emocionales profundas que pueden persistir mucho tiempo después de que se resuelva la situación legal. Es importante buscar apoyo psicológico y emocional durante este tiempo difícil para ayudar a procesar las emociones, reconstruir la confianza en uno mismo y encontrar formas de seguir adelante.

    Ahora hay que ver qué pasará con ella. En el artículo dicen que su silencio es muy significativo. ¿Qué otra cosa puede hacer? ¿Tiene otra alternativa? Yo creo que no. El calvario ha sido durísimo y dudo que, en algún momento, vaya a recuperar el vigor político que la caracterizaba.

    Qué pena.

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