- Soy imprescindible.
- A cada cerdo le llega su San Martín.
- Algún día lamentará haberme dejado.
- ¡Qué suerte has tenido!
- Seguro que me ofrecerán algo mejor.
- No me lo merezco.
- Eso me pasa por ser tan inocente.
- ¡Qué bien lo hago!
- Tiene que darse cuenta.
- ¿Cómo ha podido hacerme eso a mí?
- Me lo debes.
- ¡Con todo lo que yo he hecho por ti!
- Te lo dije.
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