Psicología neoliberal y psicología crítica: ¿tirita o transformación?

Resiliencia

La psicología no es neutra: está cargada de ideología. Se nos suele olvidar porque nos la venden como una ciencia objetiva, con sus test, sus gráficas y sus manuales gordísimos. Pero la psicología, como cualquier disciplina que toca la vida de la gente, está atravesada por valores, por ideología y, atención, que esto igual no lo veías venir, por la economía.

La psicología neoliberal se disfraza de modernidad y bienestar, pero huele a lo de siempre: coachingmindfulnessinteligencia emocionalresiliencia… La lógica es simple hasta el insulto: si no te adaptas, el problema eres tú. Trabaja tu actitud, tu productividad y tu capacidad de concentración. Cambia tú, no el sistema. Esta receta neoliberal es como poner una tirita en una pierna rota: no arregla nada, pero queda la sensación de que has hecho algo y, de paso, te empuja a seguir funcionando.

La psicología neoliberal: bienestar al servicio del mercado

La psicología neoliberal se vende como si fuese la nueva frontera del bienestar, pero en realidad encaja de lujo en un mundo donde lo importante es producir, consumir y rendir. O sea: engordar la cuenta bancaria de otro. No importa si tu curro es una basura o si la presión social te ahoga: la solución siempre se formula en términos individuales.

ProblemaSoluciónMensaje
No duermes bien porque estás preocupada por tu futuro laboralHaz yoga a las 6 de la mañana y verás qué bien funcionas el resto del día. No sé de qué te quejas, por lo menos tienes trabajo. 
No puedes con la carga mental de cuidar de tus hijos, de tu casa y, además, rendir en el curro. Sé más eficaz a la hora de gestionar tu tiempo. No te aclaras, encima de que eres una mujer emanciapada y tienes trabajo, eres tonta. 
Te explotan en un call centre y no llegas a fin de mes.Cultiva tu resiliencia. Disfruta el momento porque la situación puede empeorar: te podrían tirar del trabajo. 

El mensaje de fondo es brutal: si no logras estar bien en medio de todo esto, la culpa es tuya. No sabes cuidarte, no sabes organizarte, no sabes relajarte. Encima te quejas por nada, con la cantidad de gente que lo está pasando peor. Necesitas unas vacaciones, un coach, una app de meditación. Y, por supuesto, todo se compra.

La psicología neoliberal funciona como lubricante del sistema: te ayuda a aguantar, a no cuestionar, a adaptarte a la mierda de vida que tienes. Y no, no es que esté mal meditar, hacer yoga o trabajar la inteligencia emocional. El problema es cuando esas herramientas se convierten en excusa para no hablar de lo que genera el malestar: condiciones de vida precarias, jornadas imposibles y las desigualdades de siempre.

Muchos psicoterapeutas te dirán que la idea es que las vicisitudes de la vida cotidiana no te afecten. Vale, perfecto. Pero que te exploten no es una vicisitud de la vida cotidiana. Es un problema estructural, como la violencia machista, la pobreza, la corrupción o el laísmo. Y no, no es un berrinche generacional de la juventud que solo sabe quejarse. Es el mismo problema de siempre: la explotación de los de abajo.

La psicología crítica: mirar al malestar de frente

La psicología crítica no intenta encajarte a martillazos en un sistema roto, sino preguntarse por qué coño te sientes como te sientes. Aquí el malestar no se entiende únicamente como un fallo individual, sino como un síntoma de que algo no funciona en lo colectivo.

Si estás ansiosa porque tu trabajo es inestable y mal pagado, la psicología crítica no te suelta un “respira hondo y sonríe más”. Te dice que claro que tienes ansiedad, porque vives en un contexto precario que te exige lo imposible y probablemente tú te estés exigiendo demasiado. Vamos a ver cómo puedes sobrevivir a estas condiciones sin hundirte, vamos a ver cómo puedes ser realista contigo misma, y de paso pensar qué podemos hacer individual y colectivamente para cambiar algo de tu entorno, si es que se puede. Que a lo mejor no, pero igual sí, oye. Dale una vueltecita a si te has creído la mierda que te han contado sobre producir y tal.

Si te deprimes porque tu vida es una sucesión de facturas, horarios absurdos y la constatación diaria de que no tienes una vida de Instagram llena de viajes y sonrisas con dientes perfectos, la psicología de debería quedarse en recomendarte un diario de gratitud. Se debe preguntar: ¿qué pasa con los vínculos? ¿Dónde están las redes de apoyo? ¿Cómo organizamos la vida en común? Y sobre todo: ¿cómo puedes hacer para que la ansiedad no te devore, para que no compres como tuyos los mensajes de mierda que aprendiste de pequeña, y para que nades en un mar de discursos tóxicos sin ahogarte?

La psicología crítica parte de una idea potente que no tiene nada de nueva: lo personal es político. Fíjate tú. Que hace veinte o treinta años decir esto era revolucionario, pero ya no. Tu tristeza no es un error de fábrica, es consecuencia de cómo está organizado el mundo. Y si el mundo puede organizarse de otra forma, también se puede transformar ese malestar.

Claro que es difícil. Y encima te sueltan el discurso del si quieres, puedes: que si estás mal es porque eres débil y, además, si quieres que cambie el sistema tienes que empezar cambiando tú. Total, que siempre pierdes: no solo te joden, sino que encima la culpa es tuya por no mover el culo. Y no sólo es difícil, es que para esto estoy yo, pensarás, encima de la ansiedad que llevo y de las ganas de llorar e incluso de morirme, lo que mejor me viene es que me vengas con mierdas políticas de revoluciones. Pues igual sí estoy diciendo eso, que igual todo desde fuera se ve más fácil. O igual es que ya he perdido yo mismo el norte. Yo qué sé.

El truco de la responsabilidad individual

El neoliberalismo ha convertido la responsabilidad individual en dogma. Si engordas, es porque no te cuidas. Si te pones enferma y te han puesto una foto tuya en la Wikipedia cuando buscas la palabra ansiedad, es porque no sabes gestionar el estrés, con lo fácil qeu es salir a pasear, a que te dé el aire. ¿Has probado a hacer ejercicio? Y si tu trabajo te machaca y no puedes más es porque no eres lo suficientemente resiliente. Si el sistema no cambia es porque no haces nada, tanto que te quejas, que a ver si mueves el culo, que quieres que te lo den todo hecho. Seguro que eres hijo único, que estás enfadado con el mundo.

Esta narrativa es peligrosa porque tapa las causas estructurales: la precariedad laboral, la desigualdad de género, el racismo, la falta de servicios públicos, la violencia contra el pobre, contra la mujer, contra quien no encaja o no quiere consumir lo que le dicen que consuma. Y, además, te aísla. Como todo recae en ti, no se te ocurre decir ni mu ni mucho menos juntarte con otras personas para exigir cambios. Mejor quietecita, gasta y paga apps de meditación. La psicología y la psicoterapia deberían poner el foco en lo colectivo además de lo individual. No deberían dejarte sola frente al monstruo. No se trata de arreglarte para que encajes, sino de pensar juntas qué hay que cambiar para que la vida sea vivible.

¿Tirita o transformación?

La psicología no niega el valor de las herramientas individuales. Claro que sirve meditar, escribir un diario o hacer terapia. Pero la diferencia está en el marco. No se trata de usarlas para seguir rindiendo, sino de cuidarnos mientras cuestionamos el sistema que nos pone enfermos. Sí, hay que sobrevivir al día a día, pero a largo plazo necesitamos cambiar las condiciones de fondo, porque si no, esto seguirá igual.

Lo importante es entender nuestro malestar en contexto. Poder decir que no solo eres tú, que es la forma en que está organizada esta sociedad. Y a partir de ahí, generar apoyo mutuo, resistencia, cuidado colectivo. Imagina si en vez de obsesionarnos con ser más productivos nos enseñaran a organizarnos, a identificar dinámicas de poder, a exigir condiciones más justas. Esa psicología no da tanto dinero como un curso de coaching a 200 euros, pero creo que a la larga es infinitamente más liberadora.

La psicología neoliberal te adapta al sistema, te entrena para que aguantes más, sonrías más y sigas corriendo en la rueda.
La psicología crítica, en cambio, te pregunta qué clase de rueda es esa y por qué demonios tenemos que correr en ella. La próxima vez que alguien te diga que necesitas ser más resiliente, más positiva o más productiva, quizá la respuesta sea otra: no necesitamos adaptarnos más; necesitamos cambiar las condiciones que nos enferman.

Y con esto creo que voy a parar, porque me he dado cuenta de que no hago más que escribir sobre lo mismo. A ver si me invento algo nuevo para escribir aquí.

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