Ya tenemos una boca más que alimentar todos los españoles, sí, ¡pues qué emoción, señores! No quepo en mí de gozo, quitando que han interrumpido la película que estaba viendo para dar la graciosa noticia. ¡Qué pizpiretez de interrupción! Total pa decirnos lo que ha pesado, que si Leti está descansando, que si la Casa Real está modernísima perdida enviando comunicados a los periodistas vía sms y demás trascendencias de la vida cotidiana de príncipes y princesas. Por cierto, estaba viendo entre las tinieblas del sopor una adaptación más que libre del Hombre Bicentenario de Asimov, un bodrio, ya lo sé, pero es que en esos momentos acababa yo de contribuir a mi mala salud con una comida alta en calorías y mi cerebro no daba para más. Volviendo al tema de la adaptación, ¡qué mala!, hay que ver. Yo entiendo que haya que modificar algunas cosas del relato original para adaptarla al cine, pero digo yo que se puede hacer sin meter el consabido mensaje sobre que sin amor uno no puede vivir o que vales en la medida en que eres productivo. Si es que hace mil años que no veo una adaptación que me guste… Y eso me pasa por pasarme la sobremesa viendo la tele.
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