La Frikitiva
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  • Hay que desinstalarse Instagram

    person using smartphone

    Hay que desinstalarse Instagram. No hoy, ayer. Yo ya lo hice, pero mucha gente cercana lo sigue usando y cuando me pasan algo me horrorizo por sistema. Lo que empezó como una red social para compartir fotos con filtros feos se ha convertido en una máquina de triturar autoestima, fomentar el narcisismo y venderte la ilusión de que todo el mundo está más bueno, más feliz y es más productivo que tú. Spoiler: no. Pero claro, cuando vives viendo vidas retocadas a golpe de algoritmo, el cerebro se lo traga. Y luego tú con tu cara de lunes y tu panza normal te crees defectuoso y sientes de todo menos paz. No es casualidad. Es negocio.

    Instagram no es sólo una app: es una fábrica de ansiedad con branding minimalista. Te vende a ti y te paga con una patada en los cojones a tu salud mental. Todo en ella está diseñado para que compares, compitas, consumas y te sientas un poco peor contigo mismo, justo lo suficiente como para que vuelvas a entrar. Y lo peor es que nos han hecho creer que el problema somos nosotros, por no «usar las redes con moderación», como si la adicción no estuviera programada. Así que sí, desinstálatela. No para convertirte en un monje zen, sino para recuperar tu tiempo, tu atención y, con suerte, un poco de dignidad digital.

  • Cómo detectar la mierda (digital) que nos intentan colar cada día: «Contra la charlatanería»

    white android tablet turned on displaying a graph

    La circuncisión está asociada al autismo. El estreñimiento se asocia con la enfermedad de Parkinson. La tasa de matrimonios tiene vinculación con la de suicidios. Pero esto no quiere decir que la circuncisión cause autismo, ni que el estreñimiento sea el culpable de desarrollar la enfermedad de Parkinson, ni tampoco que el matrimonio sea causa de suicidio. Es parte de la naturaleza humana creer que cuando dos cosas están asociadas de alguna forma una causa de la otra. Al fin y al cabo, la evolución ha llevado al ser humano a percibir el mundo de esta forma y a buscar pautas que se repiten en nuestro entorno. Esta actitud nos ayuda a evitar el peligro, obtener alimento, establecer contactos sociales y a muchas otras cosas. Pero a menudo nos precipitamos a la hora de sacar conclusiones acerca de qué causa qué.

    Carl T. Bergstrom y Jevin D. West, «Contra la charlatanería»

    En serio: deberíais leer este libro ya mismo. Y no lo digo en plan «tu vida depende de ello», sino más bien en plan «si quieres dejar de ser el pringado que se come todo lo que le dicen por redes, este libro te va a salvar la vida (o al menos un par de discusiones familiares)».

    ¿Qué es el «bullshit» y por qué deberías preocuparte?

    Lo primero que hacen Bergstrom y West, los autores de Contra la charlatanería, es ponerle nombre a la bestia: «bullshit», que no es más que toda esa mierda cognitiva que nos meten por los ojos cada vez que abrimos Twitter (perdón, X), Instagram o cualquier red social donde reina la desinformación y los cuñaos son los amos de la conversación. Son todos esos datos que te ponen juntos para que tú deduzcas que un hecho es la causa de otro. O como cuando procesan estadísticamente unos datos no representativos, como con lo de la circuncisión y el autismo.

    Que sí, que ese estudio es real y sí, los números parecen sostener las conclusiones. Pero para empezar, se trata de datos recogidos con una muestra homogénea de individuos musulmanes, inmigrantes y, por tanto, empobrecidos. Ojo al dato. Como se realizó en Dinamarca, la muestra no es en absoluto representativa de la población. Segundo problema. Y si además no controlas las variables que hay detrás de esta muestra (por ejemplo, saber cuáles son las causas de la inmigración, si la evaluación se ha realizado en la lengua materna de la muestra o la diferencia en el tipo de crianza) y la muestra es demasiado homogénea (e. d., no contaron datos de niños daneses, circuncidados o no), las conclusiones no valen ni para limpiarse el culo. Tampoco hace falta ser Einstein para preguntarse si la mitad de la población masculina de Israel es autista. Y lo dejo ahí porque me enciendo.

    Si tienes un poco de sentido crítico —y si estás leyendo esto, quiero creer que sí—, ya te habrás dado cuenta de que la información falsa cse propaga como el olor a pedo en un coche cerrado. Especialmente cuando viene cargada de argumentos racistas, machistas, clasistas o simplemente estúpidos. Así que sí, es urgente ponerse las pilas con el pensamiento crítico o acabarás defendiendo sin querer al imbécil del novio de tu amiga en una cena de antiguos alumnos. Y nadie quiere eso. Ni aguantar al gilipollas ese, ni ir a la cena de antiguos alumnos.

    Cuando los gráficos mienten más que hablan

    Un ejemplo: una de las cosas más útiles del libro es cómo te enseñan a detectar trampas visuales. Porque sí, si los números pueden estar manipulados, los gráficos también mienten. Y si has visto alguna vez Antena 3, lo sabes.

    Vamos con un ejemplo mítico: el gráfico de barras del 20 de diciembre de 2015, en plena vorágine electoral. Con un eje truncado de forma escandalosa, lograron que una diferencia relativamente pequeña pareciera una victoria aplastante. Parecía que el de Ciudadanos iba a ser presidente del Gobierno. Spoiler: no lo fue. Y no porque no le pusieran ganas, sino porque el gráfico era un burdo intento de manipulación.

    La moraleja es doble: revisa siempre los ejes y escalas de los gráficos que te plantan delante. Las formas sí importan. Y lo segundo, ya que estamos, los informativos de Antena 3 son liberales en lo económico y gilipollas en lo social. Como todo lo que se autodenomina «de centro» y luego te mete miedo con la inmigración en prime time.

      ¿Por qué deberías leer «Contra la charlatanería»?

      Te lo resumo: Te enseña a identificar y combatir la desinformación en la era digital, ayudándote a no caer en manipulaciones, bulos ni titulares tramposos. Y, por el mismo precio, mejorarás tu pensamiento crítico y ganarás herramientas prácticas para analizar la info que te llega cada día, tomar mejores decisiones y dejar de parecer un papagayo con WiFi.

      Este libro no es solo para frikis de la ciencia o para periodistas. Es para cualquiera que esté harto de tragar con todo lo que le dicen por pantalla, sea la del televisor o la de tu móvil. No es una vacuna contra la estupidez mediática, pero si lo fuera, iría tocando ponérsela. Así que nada, lo dicho: léetelo, recomiéndaselo a tu cuñado, si es que lee, y empieza a mirar los gráficos, cuestiona los datos y pon cara de «a mí no me la cuelas, imbécil».

    1. Cómo los estereotipos corporales y sexuales afectan la autoestima

      Hombres desnudos

      En las últimas semanas hay algo a lo que no paro de darle vueltas: a los maricones, como al resto de la población, se nos ha impuesto un modelo de cuerpo y de comportamiento sexual que hace que tengamos unas expectativas muy poco realistas. No solo debemos tener unos pectorales de gimnasio, viajar, ser jóvenes y ganar muchísimo dinero, sino que también tenemos que follar más que nadie, tener unas orgías de la hostia y, además, tenemos que contárselo a todo el mundo para que se enteren de lo felices que somos follando a diestro y siniestro. No hay lugar para reírse mientras follas. Tienes que ir de orgía en orgía y si duras menos de 12 horas follando o no follas cinco veces por semana (las mismas que vas al gimnasio), no eres nadie. Dios nos libre de decir que hemos tenido un polvo de mierda, salvo en círculos reducidos. Tampoco es que no puedas estar gordo, sino que, si lo estás, tienes que serlo de una forma específica, a poder ser con mucho pelo, en cuyo caso, olvídate de follar si tienes pluma. Si no eres un twink, tienes que ser una especie que pueda verse en cualquier zoológico de provincias: una nutria, un oso o un camello africano. O sea, si no te puedes etiquetar, te vas a joder.  

      Más allá de este fenómeno de la pertenencia a los grupos y a las “tribus”, que es más o menos universal, las redes sociales y los medios tienen un papel fundamental en la construcción de estas percepciones sociales y determina la manera en que las personas percibimos nuestros cuerpos. No sólo eso, sino que también establecen patrones de comportamiento deseables, entre ellos, el sexual.  Esto no es nada nuevo y viene ocurriendo desde que los medios de comunicación entraron en nuestras vidas. Si no, que se lo digan a las mujeres. Ojo, que cuando hablo de “medios” o de “redes sociales” es porque me da pereza especificar más. Da igual que sea Instagram, Grindr, Telecinco o la última serie de Netflix.  

      En la comunidad gay, esta dictadura de lo deseable y de lo bueno es especialmente potente, ya que estamos expuestos a versiones idealizadas de lo que significa ser maricón ANNO 2024 que influyen profundamente en nuestra autoestima y nuestra autoimagen, en lo que nosotros queremos ser y lo que nos parece bueno y deseable. Entre estos significados hay uno muy potente que a mí me perturba muchísimo y que campa a sus anchas por Instagram: que seas maricón no es tanto problema. Lo que no está tan bien, en la mayoría de los casos, es que tengas pluma y se te note. Y si eres pobre, date por jodido. Porque el problema no lo tiene el maricón con pasta que sale en las listas de los 50 gais más poderosos de España, el regidor de de fiestas del ayuntamiento, ése que sale en todos los saraos y lleva 1500 euros en ropa todos los días y que es militante de un partido “progresista” (tos seca). Tampoco estás expuesto a que te llamen de todo si tienes dinero suficiente para esclavizar a una mujer pobre y comprarte un niño por gestación subrogada. El problema es que no tengas un duro para para todo eso, que no tengas trabajo o que vayas perdiendo aceite y el resto lo vea. Maricón, irrelevante y pobre, mal vas. Da igual que seas un maltratador, o que vayas drogado hasta arriba, o que te lances a una espiral de viajar sin parar para poder hacerte la foto en Noruega durante una aurora boreal.  

      Los medios de comunicación han sido históricamente un espacio donde se construyen y refuerzan estereotipos y las redes sociales son las herederas de esa labor de construcción. No hay más que ver los anuncios de Soberano de los ochenta, al primo de Zumosol o a las secretarias del Un, Dos, Tres. O todos nuestros feeds de Instagram. En el caso de los hombres gay, los medios suelen promover una imagen corporal que encaja en un ideal específico: un cuerpo esbelto, musculoso, joven y atractivo según los estándares convencionales de belleza masculina. Este ideal, inalcanzable para la mayoría, se ve representado en una variedad de plataformas, desde la televisión y el cine hasta las redes sociales, empezando por Instagram o Grindr. Pero si te das una vuelta por una aplicación de zorreo, lo que verás son cientos de tíos que se han hecho tres fotos en lugares estratégicos, como delante de la Torre Eiffel. Esa es un clásico. Otra en una playa, preferentemente Tailandia, y la última en un mercadillo de navidad alemán o, en su defecto, en la cumbre de una montaña. Eso depende de si eres de los que se cuida o quieres que piensen que eres un bon-vivant.  

      La asociación entre la imagen corporal ideal y el valor sexual es un tema recurrente en los medios dirigidos a la comunidad. Y de esto nosotros mismos somos los primeros culpables. Nuestras representaciones sugieren con demasiada frecuencia que solo aquellos que cumplen con ciertos estándares físicos (esbeltos, musculosos, y jóvenes) y conductuales (viajar, tener muchos amigos y comer de gourmet todos los fines de semana) son dignos de ser el objeto de deseo y éxito sexual y social. Esta narrativa puede llevar a que muchos sientan que su valor como individuos está directamente relacionado con su apariencia física, su desempeño sexual y su nivel de vida. Como resultado, algunos pueden sentirse presionados a participar en comportamientos sexuales que no necesariamente desean, simplemente para cumplir con las expectativas impuestas por estos ideales. 

      La obsesión con la apariencia y el rendimiento sexual también puede llevar a la hipersexualización dentro de la comunidad gay. La constante exposición a imágenes de cuerpos sexualizados refuerza la idea de que la actividad sexual es un componente central y definitorio de la identidad gay. Esto genera una presión muy poderosa para estar sexualmente activo que a su vez conduce a comportamientos de riesgo, como el sexo sin protección o el uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Estas expectativas sobre la sexualidad pueden ser dañinas para quienes no se ajustan a los ideales de belleza promovidos por los medios. Los maricas que no cumplen con estos estándares sienten vergüenza y terminan con una autoestima de mierda que les hace muy difícil establecer relaciones saludables, sexuales o no. No ser lo suficientemente atractivo o deseable favorecen los comportamientos de evitación, como la renuncia a buscar pareja o a participar en la vida social de la comunidad. 

      El peligro de estas expectativas no solo radica, por tanto, en la presión para conformarse a un ideal físico, sino también en la limitación de la expresión sexual. La idealización de ciertos cuerpos y comportamientos sexuales crea un marco muy estrecho e inflexible de lo que se considera aceptable o deseable dentro de la comunidad gay. Aquellos que no se sienten representados por estas imágenes pueden sentirse excluidos o invisibles y se refuerza la idea de que solo existe una forma correcta de ser gay y sexualmente activo. 

      Los problemas gordos, como la ansiedad de rendimiento sexual, la disforia corporal o incluso la depresión, vienen después. La ansiedad de rendimiento sexual, en particular, se ve exacerbada por la expectativa de que debemos estar siempre dispuestos a tener sexo, rendir de manera excepcional y pasárnoslo bien. ¿A dónde lleva esto? A lo de siempre: ciclos de estrés y evitación, donde el miedo a no cumplir con las expectativas sexuales lleva a una mayor ansiedad y, en muchas ocasiones, a una disminución del deseo sexual o incluso a la disfunción eréctil. Sí, unas expectativas irreales harán que no se te levante.  

      Contrarrestar estas expectativas tan dañinas requiere un esfuerzo consciente tanto a nivel individual como comunitario. Es vital que los maricones nos demos cuenta de que la sexualidad es diversa y personal, y que no existe una forma única de ser sexualmente activo o atractivo. Desafiar las normas impuestas por los medios implica aceptar y valorar la propia identidad sexual y corporal tal como es, en lugar de intentar cumplir con un ideal inalcanzable. Además, es importante que empecemos a hablar sobre la sexualidad de otra manera y que dejemos de fijarnos en el aspecto y el cuerpo o en el rendimiento. Deberíamos darle una vueltecita para establecer discursos más saludables y equilibrados sobre la sexualidad. Deberíamos empezar a hablar de límites y de respetar estos límites. Deberíamos hablar de la aceptación de la diversidad corporal y de que las parejas abiertas están muy bien, pero igual nos estamos exigiendo demasiado.  

      Referencias

      Cash, T. F., & Pruzinsky, T. (2004). *Body Image: A Handbook of Theory, Research, and Clinical Practice*. New York: Guilford Press. 

      Levine, M. P., & Piran, N. (2001). *Body Image and Disordered Eating: Feminist Perspectives*. New York: Routledge. 

      Pope, H. G., Phillips, K. A., & Olivardia, R. (2000). *The Adonis Complex: The Secret Crisis of Male Body Obsession*. New York: The Free Press. 

      Puckett, J. A., Horne, S. G., Surace, F. I., Carter, A., & Mosher, C. (2017). «Predictors of sexual risk behavior in a diverse sample of transgender youth». Journal of Sex Research, 54(9), 1242-1256 

      Sanchez, F. J., & Vilain, E. (2012). «‘Straight‐Acting Gays’: The Relationship Between Masculine Consciousness, Anti‐Effeminacy, and Negative Gay Identity». Archives of Sexual Behavior, 41(1), 111-119. 

      Szymanski, D. M., & Carr, E. R. (2008). «The roles of gender role conflict and internalized heterosexism in gay men’s psychological distress: Testing two mediation models». Psychology of Men & Masculinity, 9(1), 40-54. 

      Tiggemann, M., & Slater, A. (2013). «NetGirls: The Internet, Facebook, and Body Image Concern in Adolescent Girls». *International Journal of Eating Disorders*, 46(6), 630-633. 

      Watson, R. J., & Dispenza, F. (2015). «The Role of Media and Body Image in the Development of Eating Disorders among Gay Men: A Review of the Literature». *Psychology of Sexual Orientation and Gender Diversity*, 2(1), 21-32. 

    2. Rupturas y redes sociales

      man and woman sitting on bench beside body of water

      El País publicó un artículo sobre bloquear a tu ex en WhatsApp cuando la relación se termina. Dice que ni es «un castigo, ni es infantil» y que “el bloqueo es la primera norma de autorrespeto para que no te hagan daño. Bloquear es una forma de autocuidado”. A algunos les puede parecer una acción muy drástica, piensan que es una rabieta; pero cada vez está más claro que es una forma sana y una acción necesaria para la recuperación emocional. ¿Es sano bloquear a tu ex en WhatsApp y en Instagram?

      La respuesta corta es sí.

      La importancia de esta práctica radica en la naturaleza misma de las redes sociales. Estas plataformas fueron diseñadas para mantener a las personas conectadas (y ganar dinero) y por eso pueden ser un terreno fértil para el dolor, la confusión y el mal rollo post-ruptura: porque lo que estás haciendo es desconectarte. Según un estudio de Tara Marshall (referencia más abajo), el contacto continuo con una expareja a través de redes sociales puede prolongar el dolor emocional y dificultar el proceso de superación. Este fenómeno puede impedir que las personas avancen porque siguen expuestas a la vida de su expareja. Cuando miras su Instagram tardas más en separarte de ese contacto y te cuesta más pasar página porque te obligas a permanecer en ese estado constante de conexión con tu ex.

      Cuando miras su Instagram, te expones a información y actualizaciones que pueden ser emocionalmente dañinas. Ver fotos, publicaciones y comentarios puede generar sentimientos de tristeza, celos y resentimiento, intensificando ese dolor que ya estás sintiendo. Te estás exponiendo a comparaciones poco realistas: en las redes sociales, las personas (y tu ex más todavía) suelen presentar versiones idealizadas de sus vidas y de la alegría que sienten. Al ver que la expareja parece feliz o está avanzando, puedes llegar a reprocharte que tu propio proceso recuperación es lento o inadecuado: no sólo estás pasando por la putada de la separación, sino que además puedes boicotearte a ti mismo pensando que eres un crío (o una cría) y que no puedes superar esta movida como lo hace él (o ella). Lo que estás haciendo es perpetuando la dependencia emocional de tu ex y estás perdiendo tiempo a la hora de aceptar que la relación ha terminado. Es de cajón que ese continuo flujo de información es un recordatorio constante de la pérdida.

      Desde la perspectiva psicológica, el bloqueo no debe verse como un acto de inmadurez o venganza, sino como una herramienta de autocuidado. Jennice Vilhauer dice en «Think Forward to Thrive» que el distanciamiento virtual permite a las personas centrarse la curación y en la reconstrucción de una vida individual y facilita volver a la narrativa personal de la vida sin la pareja. Al eliminar esos estímulos que te recuerdan permanentemente a esa persona, nos resulta más sencillo volver a definirnos como personas «sin pareja» y creamos esa identidad personal que necesitamos para adaptar la manera que tenemos entender nuestra vida a las nuevas circunstancias. Utilizo aquí «identidad personal» como la forma en que contamos a los demás y a nosotros mismos quiénes somos y cómo es nuestra vida.

      El proceso de duelo tras una ruptura es inevitable, pero su duración e intensidad pueden verse alteradas por nuestras acciones. El bloqueo en redes sociales puede actuar, por tanto, como un catalizador para un duelo más saludable y efectivo. Según Elisabeth Kübler-Ross, pionera en el estudio del duelo, aceptar la pérdida y avanzar son pasos esenciales para la recuperación. Bloquear a una expareja puede ser el primer paso tangible hacia esta aceptación, ayudando a las personas a reconstruir su identidad y vida independiente de la relación pasada.

      Además de bloquear a una expareja en redes sociales, la psicología recomienda otros métodos para superar una ruptura de manera saludable. Son los de siempre: buscar apoyo en amigos y familiares es fundamental, ya que hablar sobre los sentimientos y experiencias con personas de confianza puede aliviar el dolor y proporcionar perspectivas útiles. Dedicarse tiempo a uno mismo a través de actividades que fomenten el bienestar físico y emocional es súper importante también: hacer ejercicio, una dieta equilibrada, dormir lo suficiente y practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga. Todo lo anterior es un «consejos vendo que para mí no tengo» de manual. Creo que una de las cosas que funciona mejor es cambiar la rutina diaria para crear una nueva normalidad, incluyendo nuevos pasatiempos, actividades sociales y proyectos que te mantengan ocupado.

      No caigas en la trampa de pensar que es infantil: bloquear a una expareja en redes sociales tras una ruptura no solo es una práctica sana, sino necesaria para proteger la salud mental y emocional. Te desligarás de todas esas fotos de diversión y felicidad de tu ex que generan tristeza y rabia y te resultará más fácil retomar una rutina con menos negatividad y tristeza.

      De verdad, bloquéalo.

      Referencias
      Kübler-Ross, E. (1969). On Death and Dying. Scribner.
      Marshall, T. C. (2012). Facebook surveillance of former romantic partners: Associations with postbreakup recovery and personal growth. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, 15(10), 521-526.
      Vilhauer, J. (2014). Think Forward to Thrive. New World Library.
    3. Usar Tinder o Grindr puede ser un problema: ¿qué consecuencias puede tener para la salud mental?

      a heart is shown on a computer screen

      ¿Queda alguien que no haya usado las apps de zorreo? Servidor es culpabilísimo. Y no hablo ya de Tinder o Grindr; Instagram o Twitter también te pueden dar un alegrón. Hubo una época en que salíamos a tomarnos una copa (o diecisiete) para pegarnos un homenaje sexual. Eso ya no es así: las apps han cambiado la forma en que se establecen vínculos afectivos, por no decir «pegar polvos». Pero ojocuidao, que usarlas con estos fines puede terminar siendo un problema.

      Factores que pueden predecir una adicción

      Vera Cruz, Aboujaoude, Rochat, Bianchi-Demicheli y Khazaal explican en «Online dating: predictors of problematic Tinder use» (2024) los factores que favorecen que el uso de estas apps pueda hacer que te sientas peor. Hay dos factores clave que pueden predecir el uso problemático de Tinder, según este artículo:

      1. Rasgos de personalidad: La búsqueda de sensaciones y la impulsividad son dos rasgos fuertemente asociados con el uso excesivo de estas apps. Las personas con estas características tienden a utilizar la aplicación de manera compulsiva, buscando constantemente experiencias nuevas que les generen emociones intensas. En otras palabras, que estés depresivo o te aburras fácilmente puede hacer que caigas con más rápido en la trampa y de que te absorban demasiado.
      2. Evasión emocional: El uso de las apps de zorreo puede ser una forma de evadir problemas personales o emocionales y es otro predictor significativo. Las personas que utilizan la aplicación para escapar de sus preocupaciones diarias encuentran en Tinder o en Grindr una distracción temporal que puede convertirte en un yonki del match.
      a person holding a red cell phone in their hand

      Consecuencias en la salud mental

      Cuando empiezas a usar estas apps más de la cuenta, se genera una conducta muy parecida a una adicción. ¿Qué significa aquí «usarlas más de la cuenta»? Dos cosas:

      • Que aumente tu ansiedad: El estudio señala que el uso excesivo de Tinder correlaciona con un aumento en los niveles de ansiedad. La constante búsqueda de aprobación y la exposición al rechazo que conlleva su uso pueden afectar negativamente la autoestima y el bienestar emocional. De ahí que te sientas mal y pueda generarse un estado ansioso, en ocasiones generalizado.
      • Que empieces a pensar que tu vida es una mierda: Las personas que tienen un problema con estas apps tienden a experimentar una disminución en la satisfacción con la vida. Las expectativas no realistas sobre las relaciones y el compromiso, derivadas de usar estas apps constantemente, llevan a una sensación de frustración y desilusión constante y difusa.

      La tendencia #BoySober

      Según un artículo de The Guardian, hay nueva tendencia que lo está petando en TikTok con mujeres heterosexuales: #BoySober. Las reglas para declararse «sobria» o para «dejar a los hombres» son muy sencillas: nada de aplicaciones de citas, quedar con tíos a los que has conocido por Instagram o pegar polvos con desconocidos. El artículo dice que hay miles de mujeres están subiendo videos a TikTok en los que cuentan por qué han decidido dejar de salir con hombres y de usar Tinder.

      La principal causa de este «éxodo heterosexual», como dice el artículo, es que las aplicaciones de citas se han convertido en espacios donde proliferan el acoso y las agresiones sexuales. La mayoría de las mujeres entrevistadas por por Lisa Portolan en 2020 informaron de haber vivido situaciones de violencia a raíz de haber tenido encuentros a través de apps de citas. Es espeluznante.

      Declive en el uso de las apps de citas

      El uso de aplicaciones de citas ha disminuido de manera constante: al parecer, la actividad en Tinder está cayendo regularmente, y las acciones de empresas como Bumble y Match Group también han experimentado descensos significativos, especialmente mujeres. Esto sugiere la aparición una creciente desconfianza y una sensación de vulnerabilidad entre las usuarias, quienes a menudo prefieren abandonar estas plataformas para proteger su salud mental y física.

      El gráfico es de la CNN.

      A pesar de los esfuerzos regulatorios, como la mesa redonda sobre seguridad en las citas en línea en Australia en 2023, las medidas concretas para evitar estas situaciones o no han sido suficientes o están siendo implementadas con mucha lentitud. Las críticas señalan que sin una supervisión y una regulación sólidas, la creación de un código «deontológico» voluntario por parte de las empresas que desarrollan estas apps es insuficiente para garantizar la seguridad de las usuarias. Es importante que estas empresas empiecen a actuar con auténtica responsabilidad y prioricen la seguridad de sus usuarias, porque si no, no vamos a ninguna parte. Estas declaraciones de principios se quedan en agua de borrajas porque, en el fondo, no quieren un descenso en el número de usuarias o en los ingresos por publicidad, como es natural. Sólo necesitan un lavado de cara y continuar desarrollando mecanismos para enganchar a más y más gente. Como las tabacaleras.

      Instagram

      Promover un uso razonable y saludable de las apps de citas

      Comprender los factores que generan la adicción a Tinder, a Grindr o a Instagram es crucial para desarrollar estrategias que promuevan un uso más saludable y equilibrado de las aplicaciones de citas o de cualquier otra red social. Hay tres factores que pueden

      • Autoconocimiento: Fomentar la autoconciencia sobre los motivos personales para usar Tinder o Grindr puede ayudar a identificar comportamientos problemáticos.
      • Límites Claros: Establecer límites claros en el tiempo y la frecuencia de uso de la aplicación puede prevenir el uso excesivo.
      • Apoyo Emocional: Buscar apoyo emocional a través de amigos, familiares o profesionales puede ayudar a abordar las causas subyacentes del uso problemático de la aplicación.

      Con una mayor conciencia y medidas adecuadas, es posible disfrutar de las ventajas de las aplicaciones de citas sin caer en patrones de uso perjudiciales. Pero de lo que estoy totalmente convencido es de que es necesaria la regulación de estas apps por parte de las autoridades para proteger a las personas que las usan de las situaciones de abuso sexual, de la exposición a conductas adictivas, a estafas e incluso al acceso a drogas. Las autoridades deben garantizar que estas plataformas implementen medidas de seguridad adecuadas, verifiquen la identidad de las personas que las usan y proporcionen canales efectivos para reportar conductas indebidas. Todo esto, claro está, respetando la privacidad mediante la protección de los datos personales para evitar este tipo de situaciones. ¿Es difícil? Por supuesto, pero debe hacerse.

      Y después de haber escrito esto, aquí sigo yo, deslizando a la izquierda y a la derecha o enviando fueguitos, a ver qué pasa.

      Referencias
      
      Cruz, G. V., Aboujaoude, E., Rochat, L., Bianchi-Demicheli, F., & Khazaal, Y. (2024). Online dating: predictors of problematic Tinder use. BMC Psychology, 12(1), 106. https://doi.org/10.1186/s40359-024-00656-2
      
      Portolan, Lisa. (2020). Love, Intimacy and Online Dating: How a Global Pandemic Redefined Intimacy. Routledge.
      
      Portolan, Lisa. (2024). Thousands of women are going #BoySober: The rise of a new trend on TikTok. Recuperado de The Guardian en este enlace https://www.theguardian.com/commentisfree/article/2024/jun/10/no-dating-apps-no-dates-no-exes-no-hookups-whats-driving-the-boy-sober-trend 
    4. girl sticking her tongue out while using mobile phone

      Que todavía haya gente que no lo ha entendido es una cosa que me alucina. El acceso constante a los teléfonos móviles durante la infancia y la adolescencia deteriora la salud mental, la autoestima y la salud física de los chavales. El acceso constante a las redes sociales durante la infancia puede afectar el sueño, la concentración y las relaciones interpersonales. Además, la exposición a contenido inapropiado o dañino en línea puede tener consecuencias duraderas en su desarrollo. Este efecto, según Twenge y Campbell (2018, ver abajo), es mucho más acusado durante la adolescencia que durante la infancia.

      Among 14- to 17-year-olds, high users of screens (7+ h/day vs. low users of 1 h/day) were more than twice as likely to ever have been diagnosed with depression (RR 2.39, 95% CI 1.54, 3.70), ever diagnosed with anxiety (RR 2.26, CI 1.59, 3.22), treated by a mental health professional (RR 2.22, CI 1.62, 3.03) or have taken medication for a psychological or behavioral issue (RR 2.99, CI 1.94, 4.62) in the last 12 months. Moderate use of screens (4 h/day) was also associated with lower psychological well-being. Non-users and low users of screens generally did not differ in well-being. Associations between screen time and lower psychological well-being were larger among adolescents than younger children.
      Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). "Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study." En Preventive medicine reports, 12, 271–283. https://doi.org/10.1016/j.pmedr.2018.10.003
      
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    5. Evita idealizar a las personas que conoces por las redes sociales y las apps de ligoteo

      Debemos tener cuidado al idealizar a quienes conocemos a través de las redes sociales y las apps de ligoteo. ¿Cuántas veces te has ilusionado y luego te has llevado un ghosting del copón? ¿Cuántas veces has salido con la autoestima peor de lo que estabas al principio? Muchísimas, como el resto de personas que usan / usamos las apps para conocer a gente interesante. Ojo: eso no quiere decir que tengamos un entorno social poco sólido o que no lo tengamos en absoluto. Las razones por las que te interesas por alguien que conoces virtualmente pueden ser de todo tipo.

      En cualquier caso, las redes sociales suelen mostrar una versión idealizada de la vida de las personas. Las fotos y publicaciones pueden no reflejar completamente la realidad porque a nadie nos gusta, generalmente, decir que estamos tristes o que llevamos una vida de mierda. Lo que se ve en las redes sociales es siempre una representación selectiva y no toda la historia.

      Además, al idealizar a otras personas en las redes sociales, puedes caer en la trampa de compararte constantemente, con esa persona o con otras. Esto puede terminar haciendo que sientas ansiedad y que tu autoestima se vaya a la mierda porque tienes la sensación de que no eres suficientemente bueno/a, guapo/a, rico/a o interesante. La comparación constante puede ser especialmente perjudicial para las personas LGBTQ+ que ya pueden enfrentar desafíos adicionales debido no sólo a la discriminación y a la estigmatización, sino a que parece que a los maricones sólo nos gusten los que están cachas, los gordos y peludos (a la vez) o los primeros violines de la Filarmónica de Berlín; mi historial sugiere que conque esté a 36,7º, haya pulso y no sea ilegal, me sobra para montarme una movida en la cabeza. Pero esa es otra historia a la que tengo que darle una vueltecita.

      La idealización excesiva puede contribuir a la presión social y a la necesidad de cumplir con ciertos estándares. Esto puede afectar la salud mental, especialmente en comunidades que ya enfrentan tasas más altas de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. Y de eso, los maricones sabemos un rato. Al idealizar a los demás, perdemos perder de vista nuestra propia autenticidad y camino individual: cada persona es única y tiene su propio viaje.

      La interacción en línea a veces puede ser engañosa. Todos presentamos versiones de nosotros mismos que no son completamente reales. Es importante ser consciente de la posibilidad de malentendidos o decepciones cuando las expectativas no coinciden con la realidad. ¿Esperabas que estaba tan bueno como salía en las fotos? Amigo, la perspectiva te puede quitar 7 kg de encima.

      Tenemos que ser conscientes de los posibles impactos negativos de idealizar a otros en las redes sociales. La autenticidad, la autoaceptación y mantener la cabeza fría son aspectos fundamentales para mantener una salud mental positiva en un mundo digital. No te creas ni la mitad, no te esperes ni la mitad y no te tomes en serio ni la mitad.

    6. Tu psicólogo en Instagram

      ¿Por qué no debes hacer caso de lo que te dicen los influencers en Instagram sobre cómo deshacerte de tu novio tóxico?

      Las redes sociales, especialmente Instagram, se han convertido en una fuente aparentemente interminable de información sobre cualquier tema que te puedas imaginar, incluida la psicología. Pero no todo lo que se comparte en estas plataformas proviene de fuentes fiables y bien informadas y, de hecho, a veces dicen estupideces como un piano de grandes. Si fueran tonterías y ya, vale. Pero es que hacen más daño que otra cosa.

      La psicología no es tan sencilla

      Instagram es una plataforma visual que favorece la simplicidad y la inmediatez. La psicología, no es así: es una disciplina compleja y en constante evolución que requiere un entendimiento profundo y muchísimo análisis crítico, como cualquier ciencia (sí, ciencia). Los contenidos que consumimos al hacer scroll simplifican excesivamente los conceptos psicológicos, las teorías y las explicaciones, presentándolos de manera atractiva pero superficial.

      El problema es que cuando un contenido se presenta de manera atractiva y sencilla y ofrece una respuesta simple a un problema complejo, resulta muy pegadiza. Sin esfuerzo, de pronto, podemos utilizar una guía que aplicamos a todo, desde las relaciones de pareja, hasta cómo lidiamos con la amiga tóxica, pasando por nuestros probelmas para decir «no». Pero no todo es tan fácil y aplicar estas reglas tan básicas hace que le eches sal gruesa a todo.

      Además, hasta donde yo sé, hay muy pocos creadores en Instagram que se hayan licenciado en psicología. Y muchos menos los que son especialistas en terapias. A menudo, estos influencers (que en muchas ocasiones son gente con pasta, guapa y que tiene la palabra fácil) comparten sus opiniones y experiencias personales disfrazadas de autoridad en la materia cuando, en realidad, carecen de la formación académica y la experiencia clínica necesarias para abordar de manera precisa y ética asuntos psicológicos complejos. La psicología es una ciencia rigurosa que requiere años de estudio y práctica para comprenderla plenamente, y confiar en información no verificada de fuentes no especializadas puede conducir a malentendidos y consejos poco sólidos.

      La simplificación excesiva de los trastornos mentales es otro de los problemas. Los trastornos psicológicos son a menudo presentados de manera burda, con descripciones que no reflejan la complejidad y la variedad de experiencias de las personas que los experimentan y que se basan en haber leído un artículo de la Wikipedia. Esto puede contribuir a la estigmatización y a una comprensión inadecuada de los problemas de salud mental pero también hace que mucha gente piense que tiene ese trastorno. Es como cuando algunas personas cogen el DSM-5 (el manual de diagnóstico clínico), que piensan que tienen un trastorno de ansiedad, uno de la personalidad y son bipolares. Entender y manejar correctamente el DSM-5 es cuestión de años de estudio, práctica, entrenamiento y mucho ojo clínico.

      Para ser psicoterapeuta debes haber estudiado, y mucho

      La psicología es una disciplina en constante evolución, con nuevas investigaciones y descubrimientos que desafían y amplían constantemente nuestra comprensión de la mente humana. Sin embargo, la información que encontramos en Instagram a menudo carece de la actualización necesaria y puede basarse en ideas desactualizadas o desacreditadas, como cuando hablan del síndrome de Asperger. Confiar en ese contenido desactualizado puede llevar a la adopción de prácticas obsoletas o ineficaces, lo que termina siendo perjudicial tanto para aquellos que buscan ayuda como para quienes intentan proporcionarla. Y no sólo eso, sino que muchos terminan diagnosticando a otros a partir de lo que han visto en las stories. ¿Quién no ha escuchado decir a alguien lo de que alguien está sufriendo un trastorno de personalidad narcisista? Yo, muchas veces.

      La falta de contexto también es un problema común en las publicaciones de Instagram sobre psicología. La psicología se basa en gran medida en la comprensión de la individualidad y la diversidad de las experiencias humanas, la multitud de variables que afectan a las personas y cómo las personas podemos entender el mismo hecho de mil millones de formas diferentes. Las stories carecen de la profundidad necesaria para abordar la complejidad de los problemas psicológicos y pueden proporcionar soluciones simplistas que no son aplicables a todas las situaciones. Para sacarte la carrera de psicología tienes que estudiar años, pero tú puedes diagnosticar un TOC y hablas de responsabilidad afectiva por lo que has visto en las stories de tu influencer de confianza.

      Hacer caso de lo que dicen sobre psicología en Instagram es una tontería muy grande: la información está simplificada, muchas veces está equivocada y quien te la proporciona ni ha estudiado ni tiene en cuenta los múltiples contextos en los que se genera la conducta humana. Es importante abordar la psicología con seriedad y responsabilidad, buscando información en fuentes confiables y, cuando sea necesario, consultando a profesionales debidamente cualificados para obtener orientación y apoyo.

      Es que me harta la gente que mira Instagram y ya te habla de responsabilidad afectiva y narcisismo como si hubiera hecho la carrera.

    7. Ya no coges el teléfono porque es invasivo y te hace perder el tiempo. No como Whatsapp, Twitter, Instagram o Tiktok, que no tienen ningún impacto en tu vida, en cómo gestionas tu tiempo, en lo que haces, en lo que comes o en lo que compras. Porque pudiendo solucionar algo con 91 mensajes de texto en un plazo de dos horas y media, ¿para qué vas a hacer una llamada para aclararte en tres minutos? ¿Estamos locos o qué?

      Y luego: ¿qué es eso de forzarme a responder cuando me llamas? ¿Hay algo más invasivo que llamar por teléfono, si exceptuamos que todo el mundo sepa a qué hora te conectaste por última vez o si has leído los mensajes? Quitando eso, no hay nada.

      Llamar es sólo para las urgencias, de la misma manera que enviar 54 mensajes de buenos días o reenviar a todos tus contactos ese mensaje que te parece un poco gracioso (no mucho) es algo absolutamente necesario para el ejercicio de tu libertad. Como darle like a un mensaje cuando te has quedado sin nada que decir, no sea cosa que la otra piense que no has respondido o no quieres responder.

    8. Me han devuelto la cuenta de Twitter

      white and pink digital device

      Ya me han devuelto la cuenta de Twitter. Ha sido entrar y darme cuenta de lo muchísimo que engancha y de que ni Mastodon ni Bluesky están a la altura. Será por allá cantidad de gente que hay, o por lo rápido que va todo, o por la violencia que hay (que te permite desahogarte, pero bien), pero como Twitter ni hay ninguno.

      Estamos intentando encontrar una alternativa a Twitter por lo del imbécil del propietario y el olor a cuñado fascista que hace cuando te logas. Pero igual es una estrategia equivocada. Igual no deberíamos buscar una alternativa a Twitter y dejarla morir, como murieron las otras. Facebook, como dice una muy buena amiga mía, se ha convertido en un vertedero. No entiendo TikTok. Me estoy dejando IG porque el algoritmo ya no me deja ver lo que quiero. Quizá ha llegado el momento de dejar morir las redes sociales.

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