El otro día nos dieron un curso de “easy drawing”, una serie de técnicas para dibujar rápidamente en la pizarra y explicar contenidos visualmente, especialmente procesos. Pero yo estaba triste y bastante hasta el coño y lo que era un dibujo de dos personas llegando a un acuerdo se convirtió en dos “bate buddies”, o sea, “amigos de pajas”. En la última imagen están. No sé si mis compañeros y compañeras se dieron cuenta, pero seguro que ahora que tú has leído esto no vas a poder dejar de ver a dos tíos cogiéndose las pollas.
Dinamarca, ese paraíso en la Tierra. El tiempo medio de espera para una cita en psiquiatría en un centro de salud público de este país es de 81 semanas, más de un año y medio. A Malene Lund Staugaard le han dado cita para el 22 de mayo de 2025.
The Washington Post: The ‘Barbie’ movie as therapy – Barbie’s journey from Barbieland to the real world and back shows how we can use the gift of cognitive dissonance to change our lives.Enlace.
El lunes vuelvo a la carga con las clases. Tengo los mismos grupos que el año pasado, pero ahora con una hora extra de diversión por unos ajustes en las cargas lectivas en bachiller. Me pregunto si mis alumnos estarán con las mismas ganas de cortarse las venas que yo. Ya tengo casi todo preparado (por no decir todo, y lo tengo desde finales de mayo) para empezar.
Izq.: la lideresa del grupo, Dorothy Martin, tras su arresto. Dcha.: Dorothy Martin con el Dr. Laughead, uno de sus más fervientes seguidores. Centro: Un médico, Laughead, advierte sobre una serie de desastres para el martes.
La Hermandad de los Siete Rayos y cómo explicar que la has liado pardísima
En tercero empezamos con la psicología social, mi favorito, y voy a poner en marcha el curso introduciendo el concepto de la disonancia cognitiva y el estudio de Festinger de 1954 sobre «The Seekers», la secta que esperaba la destrucción del mundo para el 21 de diciembre de 1954 y la llegada de unos extraterrestres del planeta Clarion para el día anterior, a mediodía. The Seekers fue el primer grupo religioso después de Roswell en introducir a los extraterrestres en el sistema de creencias y la movida fue la siguiente:
Los miembros de la Hermandad de los Siete Rayos, el nombre oficial de la secta, se habían estado preparando para el fin del mundo durante semanas. A las 12 del mediodía del 20 de diciembre estaban allí, todos juntos, rezando, con las mochilas preparadas, cagados del susto porque se venía un apocalipsis de la hostia y esperando a que viniera la nave nodriza a llevárselos a Clarion, un planeta habitado por alienígenas nórdicos. Repito: alienígenas nórdicos. Tal cual. A las 12:10, nada. A y media, tampoco. Así que una de dos: o los extraterrestres han pillado atasco en la circunvalación de Saturno (la S40) o aquí pasa algo raro. Al final, como era de esperar, ahí no apareció ninguna nave que se los llevara ni, por supuesto, hubo un gran terremoto al día siguiente que provocara un tsunami devastador que terminara con la Humanidad. A todo esto, los alienígenas no eran los responsables de estas calamidades, sino el mismísimo Yavé. Tócate un pie.
A la izquierda, un alienígena nórdico de Clarion, con su pito, sus bolas y su todo. A la derecha, un ser humano XY. Es el mismo dibujo pero a otro tamaño. El piticli es el mismo, pero el del alienígena es más grande.
Después de haber estado anunciando el fin del mundo porque Dios estaba hasta el mismísimo coño del ser humano, ¿qué cara se te tiene que quedar cuando te das cuenta de que no sólo no tenías razón, sino que has hecho tanto el ridículo que vas a sentir vergüenza el resto de tus días? Pues eso mismo le pasó a esta gente. ¿Cómo lo solucionaron? Con un mensaje de Dios recibido a las 16:45 por Dorothy, la lideresa:
Como los miembros del grupo han rezado tanto, han sido tan buenos y han dado tanta luz al mundo, he decidido que no va a haber ni cataclismo, ni alienígenas, ni na.
Besis,
Diosito.
Acto seguido, los miembros de la secta pusieron en circulación el mensaje a quien quisiera oírlo. Era la forma que encontraron en ese momento de evitar la vergüenza y de quedar como personas sabias, buenas y, sobre todo, coherentes. No digo que lo lograran, sino que ésa fue la explicación que dieron a los demás y sobre todo a sí mismos sobre el hecho de que allí no apareciera nadie para llevárselos. La vergüenza provocada por la información incoherente en la que habían creído (Dios va a acabar con la Humanidad pero van a venir unos extraterrestres a recogernos porque somos personas maravillosas) generó esa incomodidad que llamamos en psicología «disonancia cognitiva».
La Teoría de la Disonancia Cognitiva de Festinger (1954)
Leon Festinger, el psicólogo que formuló el concepto de la disonancia cognitiva como lo manejamos en la actualidad.
La Teoría de la Disonancia Cognitiva, desarrollada por Leon Festinger en la década de los 50 del siglo XX, es un marco fundamental para comprender cómo manejamos las contradicciones y las contradicciones entre los pensamientos, las creencias y los comportamientos. La disonancia cognitiva se refiere al estado de incomodidad psicológica que surge cuando una persona enfrenta dos o más cogniciones (ideas, creencias u opiniones) que entran en conflicto y se produce cuando una persona se da cuenta de que estas cogniciones son inconsistentes entre sí o entre éstas y la realidad observable. Por ejemplo, cuando alguien piensa que Dios va a mandar un tsunami y nos vamos a salvar porque vienen los extraterrestres y luego va, y no vienen. Esta tensión interna puede ser incómoda y motivar a la persona a tratar de restaurar la coherencia para reducir la disonancia.
Festinger propuso que las personas tienen una motivación innata para mantener la consistencia entre sus cogniciones, y que cuando experimentan disonancia cognitiva, se ven impulsadas a resolverla de diversas maneras. Hay tres estrategias principales que las personas pueden utilizar para reducir la disonancia cognitiva. (1) La primera es, obviamente, explicar el comportamiento y abandonarlo, aunque suele ser la opción más difícil: «me creí lo que me dijeron, pero ahora sé que es mentira y voy a continuar con mi vida.» (2) También se puede justificar el comportamiento como resultado de circunstancias fuera del control del individuo y que explican el comporamiento: «Dorothy me forzó a vivir en la secta (pero yo, en realidad, nunca me lo creí)». (3) La última es la más habitual y consiste en justificar el comportamiento mediante una narrativa consistente con la información previa y que justifique el comportamiento: «hemos sido tan buenos y tan buenas que Dios nos ha perdonado y por eso no han venido los extraterrestres.» Aunque parecen iguales, las dos últimas no lo son: mientras que la segunda amplía con información adicional, que puede ser o no ser cierta pero deja claro que la creencia era falsa, la última es consistente con el marco conceptual y cognitivo que está detrás de la disonancia cognitiva.
Esta teoría tiene implicaciones importantes en la psicología y la toma de decisiones. Puede explicar por qué las personas a menudo buscan confirmación de sus creencias y evitan información que contradiga esas creencias y cómo las personas justificamos acciones estúpidas. La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico que refleja el malestar interno que las personas experimentan cuando enfrentan contradicciones entre sus creencias, actitudes o comportamientos. La teoría de Festinger ofrece una comprensión profunda de cómo las personas manejan esta tensión y cómo pueden utilizar estrategias para restaurar la coherencia y reducir el conflicto interno.
El portugués es la lengua más bonita del mundo. Y si te hacen un upgrade y te pasan a la sala VIP del aeropuerto de Lisboa para probar el bacon más crujiente de Europa Occidental, te parece no sólo el idioma más bonito, sino que te zumbarías a medio Portugal, con saudade y todo.
Bacon crujiente nivel morir de amor y de atasco arterial, con pasteis de nata y todo.Foto de aviones en el aeropuerto porque tres fotos siempre quedan mejor que dos.
El País publicó el otro día un artículo breve sobre el protoindoeuropeo y las lenguas indoeuropeas. No es un texto profundo y detallado (para eso ya está la wiki), pero es un buen resumen sobre el estado de la cuestión para quien no sepa de qué va toda esta movida.
Pagué con la tarjeta que llevaba configurada en el móvil. Al rato, me di cuenta de que no llevaba el monedero y que el bolsillo de la mochila estaba abierto así que se me puede haber caído por la calle. He intentado hablar con todas las compañías de taxi de la ciudad, pero el número de licencia que quedó registrado en la cuenta del banco cuando pagué con la tarjeta no pertenece a ninguna de ellas.
El problema, además del dinero, es el mismo que ha tenido todo el mundo en esta situación: el dni, las tarjetas del banco y el carné de conducir. En mi caso, además, las tarjetas y el carné de conducir son de Mordor, así que ya veremos cómo me las apaño hasta mi vuelta. Afortunadamente, tengo pasaporte para coger el vuelo.
Mi TDAH y yo estamos acostumbrados a estas situaciones y seguro que cualquiera podría haber aprendido una lección importante, pero no, NOS no hemos aprendido nada, ni aprenderemos nada. Y lo peor son los «deberías» y «¿pero cómo se te ocurre?», «¿pero no has pensado?»… Pues no, no lo he pensado. Pues no, no se me ha ocurrido.
Actualización del 10/8–2023: Ya lo he repuesto. Soy una moderna.