And Madly Teach

  • Título: And Madly Teach
  • Autor: Lloyd Biggle, Jr.
  • Fecha de publicación: 1966

And Madly Teach es un texto breve, de 46 páginas, que cuenta la historia de Mildred Boltz, profesora suplente en Marte. Boltz regresa a la Tierra para tomar posesión de una plaza como profesora de lengua y literatura inglesas después de muchos años de ausencia. La sorpresa llega cuando, después de visitar al superintendente -vulgo: el malo-, le introducen en el método de la Nueva Educación, que consiste en, ni más ni menos, enseñar por televisión:

-No hay exámenes -dijo [el superintendente]-. Ni ejercicios que revisar. Supongo que el sistema de educación en Marte todavía emplea estas cargas inútiles que obligan a estudiar a los alumnos, pero nosotros hemos superado las edades oscuras de la educación. si tiene usted la idea de abrumar a sus alumnos con exámenes y ejercicios, puede ir olvidándola. Esas cosas son síntomas de una mala enseñanza y no lo permitiríamos aunque fuese posible, […].

El asunto se va complicando: los profesores, como Operación Triunfo, compiten por aumentar sus índices de audiencia y, en cuanto uno de ellos obtiene un share muy bajo, ¡zas!, a la calle.

Con exactitud matemática, a las dos en punto Marjorie Mac Millan apareció en la pantalla y la primera impresión de sorpresa de la señorita Boltz fue ver que la profesora empezó a desnudarse. Sus zapatos y medias estaban cuidadosamente colocados en el suelo. En aquel momento comenzaba a deslizar la cremallera de su blusa. La profesora miró hacia el objetivo de la cámara.
-¿Qué es lo que hacéis ahí, pillines? Creí que estaba sola -dijo en un tono cariñoso.[…] La blusa cayó al suelo y lo mismo ocurrió con la falda.
La profesora permaneció durante un segundo ante la cámara ataviada solamente con unos «shorts» y un sujetador. […]

El resto del argumento es menos sorprendente, pero es eficaz, al fin y al cabo.
Sorprende la actualidad de muchos de los motivos temáticos de este relato y, aunque el tiempo no ha pasado en vano -han pasado cuarenta años, ni más ni menos-, algunos planteamientos siguen siendo fuertes. También destaca porque huye de los motivos habituales durante ese tiempo: ni rastro de desastres atómicos, viajes espaciales, marcianos de plastikey y demás babosidades. Eso sí, profunda no es, universal, tampoco y está bastante desordenada. Los personajes van bastante justitos, son una panda de muppets sensibleros, polarizados en uno u otro bando.
Lo que sobresale del texto es el tema de la educación a distancia. El autor toma partido claramente a favor de la educación tradicional -y jerárquica-, donde el profesor transmite los conocimientos a los alumnos. También descuellan algunas escenas en las que los alumnos trabajan por grupos, dando sus opiniones sobre las lecturas y en discusiones plenarias, justamente lo que está de moda en estos momentos entre los pensantes de la enseñanza de idiomas. Biggle rechaza cualquier intervención tecnológica y la destierra para que el profesor ocupe el lugar que le corresponde, respondiendo así a la entrada de los métodos audiovisuales en el aula, que ya empezaba a finales de los 60 en EE.UU., Inglaterra o Alemania.
Este texto es original y su autor es muy poco conocido en España. Es difícil encontrar la traducción -que yo sepa, se publicó en Bruguera en el 71- y el original fue publicado por última vez en 1982 en la antología TV: 2000 en Fawcett Books, pero ya está descatalogado.
Lástima.

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